Blanco ha pasado en poco tiempo de ser el eslabón perdido entre la ropa de mercadillo y la de Zara a competir seriamente en cuestión de moda con las marcas jóvenes de Inditex y H&M. Su política de precios espectacularmente bajos (la sacrificada, claro, es la calidad) ha llevado a la empresa ubicada en Madrid a contar con más de 130 tiendas en España, Portugal, Arabia Saudí y el Reino Unido, cuando hace solamente ocho años tenía apenas unas 30 tiendas.
Ahora se lanzan al mercado de la moda masculina, tratando de poner una pizca de sal al generalmente coñazo y uniforme panorama de nuestro país. Tras el bluff pseudo-pijo de HE by Mango, con un H&M estancado en una imagen cada vez más estereotípica, coñazo y fea, y Top Man desaparecido del mapa (salvo en Barcelona), los chicos estábamos realmente faltos de una alternativa un poco diferente a la dictadura estilística (desde el cariño) impuesta por el Grupo Inditex. Tras echar un vistazo al inicio de la colección, podemos decir que Blanco puede ser esa alternativa, aunque con matices.
El título de la canción de The Kills le viene que ni pintado a la recién estrenada colección para hombre: barato y alegre. La ropa está claramente empapada de las últimas tendencias de las calles de New York, Londres y Tokyo, y su política de precios está a la altura de la ropa de chica, lo cual es de agradecer dadas las circunstancias (no pienso mencionar la puta palabra). Y aunque la calidad no es ni mucho menos espectacular, está a la altura de lo que estamos acostumbrados en la competencia (quizá sí es un poco escandaloso el algodón de las camisas, que es más tieso que la mojama). ¿Cómo despreciar unos pitillo que sientan de puta madre fenomenal por solo 26 euros? Además, las gamas de colores de los básicos de camisetas y punto son bien chulas, y aciertan introduciendo ciertos elementos de riesgo a los que no estábamos acostumbrados en nuestras tiendas: zapatos con una horma muy British que aquí apenas pueden encontrarse en River Island (si vives en Barcelona, claro. ¿Para cuándo una tienda en Madrid?), polos y shorts dignos de las calles de Takeshita Street (el verdadero corazón de la moda mundial) o chinos con un forro bonito para que se vea cuando te los remangues este verano (uno de los musts
Desde luego, hay unos cuantos puntos negros en este arranque. La imagen de la campaña publicitaria desplegada en marquesinas y en la web peca, a mi modo de ver, de una orientación gay estereotipada y excesiva (esas fotos… ¡¡¡esas fotos!!!) que predispone, injustamente, al público hetero menos abierto (comentario real en la tienda de la calle Fuencarral hace unos días de un chico modernito a su chica: «esto es un poco moñas, ¿no?»). Lo curioso es que funciona, porque hordas de invertidos se arremolinaban en los probadores y los mostradores, a manos llenas (¿se ha entendido la ironía, no?).
Por otra parte, es tremendo el escaso stock de prendas que hay en las tiendas. El mismo día del lanzamiento había muchas prendas inencontrables en tallas inferiores a la XL (esa camisa vaquera, esa chupa de polipiel…) y apenas podías elegir entre un par de modelos diferentes de calzado. Y no digamos ya una semana después, donde solamente quedaba rebuscar entre los restos.
En cualquier caso, este arranque es esperanzador para los que nos gusta la moda sin necesidad de desfalcar nuestras tarjetas y desde luego esperamos que mantengan o eleven el listón y destierren el aburrimiento generalizado de nuestros armarios, aunque sea un poquito.