Alison y Will siguen juntos a día de hoy, pero se supone ‘Felt Mountain’ una consecuencia directa de lo que sufrieron durante el proceso de grabación: él no estaba acostumbrado a componer con nadie y ella se sentía sola. La incomodidad de ambos terminó sentando bien a un disco que efectivamente suena como el fruto de dos paranoicos retirados en el campo.
Adrian Utley de Portishead toca el bajo y John Parish la batería. La influencia de Portishead es evidente en el recuerdo a las bandas sonoras del cine clásico y en las orquestaciones, aunque el modo en el que está tratada la voz de Alison es muy diferente a las maneras de Beth Gibbons. La voz de Alison se eleva a los cielos buscando un efecto también más fantasmagórico que angelical, pero en su caso deliberadamente hermoso y sexual. Para muestra el increíble minuto final de ‘Deer Stop’, cuya letra casi sólo dice cosas como «susurra mi nombre» o «estoy cayendo de una nube».
‘Lovely Head’, que abre el disco y fue el primer single, varios meses antes de la edición del disco, la reconocen influida por Shirley Bassey, aunque lo que la caracteriza es ese martilleante silbido que te mete desde el segundo cero en ‘Felt Mountain’. Su letra parece hablar sobre estar enamorado de alguien muy inteligente, no se sabe si con ironía o no, porque lo absurdo está en cada rincón de lo que escribe Alison para este disco.
‘Paper Bag’ habla según ellos sobre estar obsesionado con alguien, pero frases como «las bolsas de papel marrón sirven de sombrero cuando llueve sobre tu cabeza» o «cuando te ríes estoy dentro de tu boca» desconciertan. Este alto grado de abstracción ha tenido siempre un gran número de detractores, aunque es desde luego el adecuado para las atmósferas misteriosas en que el grupo envuelve sus melodías. ‘Utopia’, su tema estrella, es una canción igual de intangible, aunque frases sueltas dejan ver de nuevo referencias a la atracción fatal, a la guerra de inteligencia y a la dependencia de otra persona.
Un par de canciones descolocan por sus aires instrumentales, circenses y cabareteros, más propios de esa banda sonora que Will pensaba componer. ‘Felt Mountain’ es la más directamente influida por el ambiente salvaje del bungalow en que grabaron el disco (los animales y la naturaleza siempre serían muy importantes para Goldfrapp), ‘Pilots’ se inspira abiertamente en las bandas sonoras de John Barry para James Bond y ‘Oompa Radar’ en ‘Cul de Sac’ de Roman Polanski.
Tanto quien considere estas tres pistas de relleno como quien casi las prefiera al resto encuentra un final inmejorable en ‘Horse Tears’, en la que Alison vuelve a encerrar en su voz referencias misteriosas al dolor y a la soledad.
Curiosamente en su primera semana ‘Felt Mountain’ no pasó del puesto 144 en Reino Unido, vendiendo 914 tristes unidades. El álbum terminaría convirtiéndose en un «sleeper» internacional, superando el medio millón de copias. Una edición especial contendría una versión de ‘Human’ en castellano a cargo de Calexico y una versión de ‘Physical’ de Olivia Newton-John que corrió como la pólvora por los IRC’s y Audiogalaxies de la época. Era el anticipo de la era electroglam de Goldfrapp. Cada uno de sus pasos, ‘Black Cherry’, ‘Supernature’ y ‘Seventh Tree’, sería un acierto, aunque nunca superarían la perfección y el equilibrio de este fascinante debut.