Aún hoy en día algunos seguidores de Antony se sorprenden de que sea transexual, de que, en teoría haya que dirigirse hacia su persona en femenino si se quiere ser políticamente correcto. Los que no lo saben, desde luego que no ha sido por falta de pistas. En canciones como ‘You Are My Sister’ Antony habla de sí mismo en femenino y ‘For Today I’m A Boy’ habla claramente sobre el deseo de ser, algún día, mujer.
Sin embargo, el despiste de algunos de sus seguidores no puede ser más entrañable. En realidad, las canciones de Antony, desde la celda en la que parece hallarse permanentemente, suenan completamente universales. La frase inicial del disco «Espero que alguien cuide de mí cuando muera» o esa canción en la que se canta sobre lo insoportable que es que los pájaros mueran, son cuestiones con las que todo el mundo puede empatizar. O más allá, las melodías creadas a través de su piano, o los instrumentistas del disco, entre los que destacan (sólo por su popularidad sobre el resto) Devendra Banhart o Joan Wasser, son preciosas.
Las colaboraciones serían, como de todos es sabido, uno de los mayores atractivos del disco, aunque ni el mismísimo Lou Reed en ‘Fistful Of Love’ puede ensombrecer a Antony. Rufus Wainwright emociona en sólo 1 minuto 40 en ‘What Can I Do’ como pocas veces ha conseguido en su vida y Boy George
resucita en ‘You Are My Sister’, a la larga una de las mejores canciones del álbum. Antony, que en los 80 admiraba profundamente a gente como Marc Almond o el mismo Boy George, tenía ahora la oportunidad de convertirse en una referencia culta del mundo «queer».Aunque en los últimos años se ha mostrado más reservado en las entrevistas con su identidad sexual, antes de la edición de este álbum, en una entrevista con The Guardian llegó a hacer estas espinosas declaraciones referidas a su adolescencia: «No sabía qué me estaba pasando. Creía que la homosexualidad era asquerosa, aunque sabía que era un chupapollas. No superé esa lucha homofóbica interna hasta muchísimo tiempo después».
A pesar de su crisis de identidad, es obvio que Antony siempre tuvo claro cuáles eran sus referentes. La portada de ‘I Am A Bird Now’ es una fotografía realizada por Peter Hujar en 1974 a Candy Darling, la Candy de ‘Candy Says’ y estrella de Andy Warhol. Muchos de sus ídolos habían muerto de SIDA o cáncer, pero Antony era su más que digno heredero, sobrepasando además los límites de la cultura pop o «queer» en una prueba definitiva de grandeza.
‘I Am A Bird Now’ terminó resultando un gran éxito de crítica y ventas, sobre todo después de que el disco se hiciera con el Mercury Prize, uno de los galardones más prestigiosos de Reino Unido. El álbum llegó a venderse bien incluso en España, donde Green Ufos presumía de haber vendido en poco tiempo 7000 copias de él, sólo gracias al boca a boca. En la época, debido a la demanda de entradas, tuvo que doblar su actuación en un teatro de Madrid, ofreciendo un primer show a las 20.30 y en segundo a las 23.00. Afectado de más, con la voz demasiado entrecortada, Antony no llegó a ofrecer una actuación a la altura de su LP, sembrando ciertas dudas sobre cuánto de impostura tenían sus lamentos. Pero una escucha a día de hoy de ‘I Am A Bird Now’, después del irregular ‘The Crying Light‘, las despeja todas. Haced la prueba.