La gran obra maestra de ‘Bitte Orca’ es ‘Stillness Is The Move’. La canción se inicia con el tipo de guitarras afropop que predominan en el resto del disco, pero las voces van haciéndose cada vez más soul y cuando las cuerdas emergen al final, estás completamente rendido a la fusión de géneros de Dirty Projectors. ¿Podría cantar este tema Beyoncé? ¿Quizá la Björk (con la que han tocado) post-Timbaland?
Sucede a este tema ‘Two Doves’, un precioso número acústico de guitarras a lo Nick Drake y Tim Buckley que desgraciadamente no han desarrollado en las demás canciones. Y esa es precisamente la pequeña decepción sobre ‘Bitte Orca’. ‘No Intention’ es simplemente una versión de ‘Stillness Is The Move’ y el resto del disco no contiene sorpresas a la altura. ‘Remade Horizon’ despunta como himno playero alternativo a lo El Guincho o Little Joy, el comienzo de ‘Useful Chamber’ tiene ritmo y ‘Fluorescent Half Dome’ destaca con sus estupendos coros años 40, pero las tres dejan la sensación de haberse quedado a medio gas, sin explotar del todo. Al final, el álbum suena hasta monótono, como si muchas de sus canciones hubieran sido escritas seguidas la misma tarde de resaca.
Calificación: 7/10
Temas destacados: ‘Stillness Is The Move’, ‘Two Doves’, ‘Useful Chamber’
Te gustará si te gustan: Vampire Weekend, High Places, Talking Heads
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