Esa es la idea principal. Una lluvia de meteoritos que cae sobre la Luna provoca anomalías en su órbita y en su relación con la Tierra, afectando a la gravedad cuando se acerca a ella provocando fallos eléctricos, averías y accidentes primero y, finalmente, amenazando con impactar sobre la misma. Un crescendo que la audiencia agradece porque se va pasando de pequeñas desgracias a desgracias mayores y mayores.
Esta coproducción entre EE.UU., Canadá y Alemania (a ojo parece bastante europea), protagonizada por rostros conocidos de la televisión americana como David James Elliott (‘JAG, alerta roja’), Natasha Henstridge (‘Eli Stone’) o Steven Culp (‘Mujeres desesperadas’), no aporta las reflexiones casi filosóficas y darwinianas de la injustamente denostada ‘Deep Impact’, pero probablemente tampoco es lo que se le pide a una miniserie catastrofista de televisión, carne de cañón para las tardes y noches de verano.
Abejas asesinas, serpientes en el avión, aguas contaminadas, huracanes y terremotos en un fin del mundo infalible para la pequeña o grande pantalla, que triunfa tanto, contra viento (guiones pésimos) y marea (personajes y familias desgraciadas, mujeres embarazadas que no pueden estar más estereotipadas), que casi parece que lo anhelamos. Si ya lo cantaban, tan contentos, R.E.M. 10.