Ayer a las 15.59 el mismo Dani Martín de El Canto del Loco me convencía definitivamente de asistir a su concierto gratuito en mi pueblo escribiendo esto en el foro oficial de su web: «que ilusion tocar hoy en madrid. hace mucho que no tocabamos gratis para nuestro publico sera un dia emocionante seguro VAMONOSSSSSSSSSSS TORREJON».
Nunca he tenido una canción suya en mi ipod ni en mi iTunes ni en ningún formato, a diferencia de otros grupos igual de vendedores como Amaral o La Oreja de Van Gogh, pero la tentación de ver cómo se defendía ante miles de personas el grupo que más discos vendió en España durante 2008 era considerable.
El llenazo del Recinto Ferial fue absoluto. La policía tuvo que colocar vallas de contención en uno de los accesos, dos pantallas gigantes ofrecían imágenes del concierto a todo el Gran Parque y grupos de bomberos tiraban manguerazos de agua a las acaloradas masas regularmente. Un cuadro de angustias, vamos.
Los puntos fuertes del show fueron su sonido, nítido y perfecto incluso a cientos de metro de distancia, y las proyecciones detrás de la banda (diferentes de las pantallas colocadas por el ayuntamiento, que sí mostraban el concierto en directo). Discos revueltos entre los que se distinguía a la Velvet, Nacha Pop o el Boom 6 (¡yo también lo tenía!), pequeños cortos, letras de canciones garabateadas y otros motivos audiovisuales amenizaron un repertorio carente de buenas canciones que, no obstante, las masas, sobre todo las chicas, cantaban a grito pelao
, como hacen los fans de La Casa Azul.Dani Martín tiene las típicas dotes «arriba las manos», «venga esas palmas», siempre macarrísimas, pero en su caso todavía más gañanas. Es su rol, su personaje y termina resultando hasta entrañable, a pesar de carecer de estilista y de decir alguna frase de sentido tan misterioso como la que titula esta crónica. ¿Tenemos corazón los madrileños porque fuimos a verlos? ¿Porque nos gusta El Canto del Loco? ¿Porque fuimos aunque no nos gusta El Canto del Loco? ¿Y los que no fueron, qué tendrán en lugar de corazón?
En fin. El tipo saludó a todas las partes del recinto, también a los que volaban en ese momento en la noria o en la barca vikinga, pidió aplausos para «este cabronazo» refiriéndose al guitarrista, su conocido y guapete primo, y manejó a las masas como le dio la gana («ahora silencio, ahora gritos») mientras soltaba todos los hits del grupo: ‘Eres tonto’, ‘La madre de José’ o, ya en los bises, ‘Besos’, ‘Insoportable’, ‘Zapatillas’ o ‘A contracorriente’. Hoy daba las gracias de nuevo en su foro oficial. Anoche se despidía con un caluroso «salud y amor para todos». El dinero ya sabemos quién se lo queda. 4.