Cuando empiezas a escuchar música electrónica y lo comentas con tus amigos más rockeros, siempre hay algún escéptico que piensa que no puede transmitir lo mismo que un solo de guitarra «desgarrado» o una sección de cuerdas «envolvente». Hay muchos discos de música electrónica completamente viscerales a lo largo de la historia, pero personalmente aprendí que los sintetizadores también podían hacer pupa gracias a ‘Walking Wounded’ de Everything But The Girl. Estoy seguro de que ‘So This Is Goodbye’ ha hecho este favor a una nueva generación de seguidores de la música pop.
El segundo disco de Junior Boys incluye, hacia su final, una versión de ‘When No One Cares‘ de Frank Sinatra. La canción abre lo que él mismo llamó su «disco suicida», de 1959, y dice algo así como: «Cuando nadie te ve, cuentas recuerdos que brillan con el reflejo de tus lágrimas / no puedes creer que puedas conocer un amor como el de ella en otra persona diferente». Ese «contar recuerdos» da título a una de mis canciones favoritas de toda la vida, contenida en este disco, ‘Count Souvenirs’.
El tema es una sucesión de objetos y situaciones irrelevantes que conforman la rutina de la vida. Aparecen «un par de zapatos, unos recortes tirados detrás de una puerta, una tarjeta de visita rasgada por la mitad» o «una camisa» (la favorita) «un poco sucia». La canción puede tener varias lecturas. Puede hablar del absurdo de acumular objetos, desde luego, pero la música y especialmente, ese intenso cambio de acordes en la coda final, nos llevan más a imaginar que se trata de una canción que se regocija en el pasado, en los recuerdos de una habitación o de una casa, cuando en el presente ya no queda nada.
Quizá podéis ponerle un punto irónico a la letra del tema, como hizo de manera muy inteligente el director de este vídeo, o quizá la canción habla de uno de los momentos más dolorosos de la vida, ese en el que dejas de compartir tu vida con alguien y todo lo que has pasado cabe en unas cuantas cajas; ese momento en el que como dice la letra, hasta un centro comercial que solías ver y ya no verás nunca más, te deprime. Algo en sintonía con el título del disco y pista central, ‘So This Is Goodbye’, en la que, de manera más sencilla y entendible, hablan sobre la necesidad de poner punto y final a algo; o con ‘Caught In A Wave’, en la que repiten: «se ha acabado, se ha acabado».
Este es el primer disco en el que su miembro original, Johnny Dark, ya sí que no pinta nada y gran parte del peso recae en Jeremy Greenspan, que sin un registro espectacular, tiene una voz preciosa que será requerida en el mundo del pop. Las letras, en cuanto a vocabulario y estilo, podrían haber sido escritas perfectamente por Martin L. Gore, pero la música, más que con el synthpop o con el vintage de Kraftwerk, está emparentada de alguna manera con la delicadeza del minimal o de la indietrónica, que sin hacer mucho ruido, provoca enormes sensaciones. A menudo los comparan con The Postal Service, más por los efectos que produce su música, que por sus producciones en sí, a las que Junior Boys reconocen dar mil vueltas en el estudio en busca del sonido perfecto, que luego en directo les crea tantas frustraciones.
Quitando dramatismo al asunto, de la misma manera que Everything But The Girl en la tonta pero efectiva ‘Mirrorball’, Junior Boys dedican el principal single del disco a lo que parece una bobada (aunque también habrá para quien haya sido un drama esto): ‘In The Morning’ habla sobre un chico en el que a la mañana siguiente después de follar le dan boleto por ser demasiado joven. En todos los casos, los sintetizadores seleccionados por Junior Boys son perfectos para elevar al cubo lo que quieren transmitir, como las guitarras en el post-rock o las cuerdas en un disco de folk.
Dado el éxito de crítica y la emoción mostrada por el público que los conoce, se publica una edición especial del álbum con remixes de Hot Chip, Carl Craig, etcétera. Tanto el disco 1 como el disco 2 están en Spotify.