El tercer disco de Dorian, los artífices de la archiconocida ‘Cualquier otra parte’, ya está en la calle. Hablamos con la banda de su nuevo álbum, ‘La ciudad subterránea’, sus nuevas canciones y les preguntamos si forman parte de ese grupo de artistas que odian a muerte su hit.
En todas las entrevistas promocionales habláis de cuando estabais tan agobiados que tuvisteis que dejar la grabación de este disco. ¿Cómo fueron aquellos últimos días de grabación antes del parón? ¿Las canciones eran más oscuras o autodestructivas, o simplemente no os gustaban?
Ese no fue el problema: solo decidimos entrar en el estudio de grabación cuando estamos seguros de que todos los temas que tenemos nos gustan mucho. Pero cometimos el error de meternos en el estudio cuando aún nos quedaban varios meses de gira de ‘El futuro no es de nadie’, y acabamos pagando el cansancio acumulado de dos años de conciertos y de cuatro meses y medio en los que trabajábamos siete días a la semana: de lunes a miércoles en el estudio y de jueves a domingo de gira. Sin un descanso. Cuando te gusta tu trabajo, es jodido ver que se te acaba la energía y que tienes que parar por cojones.
En ‘La ciudad subterránea’, las letras y las canciones son más oscuras que en ‘El futuro no es de nadie’. ¿Por qué? ¿Se trata de un momento determinado de vuestra vida o es que queréis darle un giro al grupo?
‘La ciudad subterránea’ habla de lo difícil que es hacer tu camino cuando éste no encaja dentro de las reglas marcadas por la sociedad. Es la crónica de una lucha por la libertad individual. Los personajes de las canciones son balas perdidas, perdedores y peonzas que no saben hacia dónde van. Pero lo que les hace grandes es que, aunque no saben lo que quieren hacer con su vida, sí saben lo que no quieren. Canciones como ‘Estudios de mercado’, ‘La mañana herida’ o ‘Simulacros de emergencia’ hablan de que es mejor estrellarte buscando tu camino que vivir una vida cómoda y segura que no te hace feliz. Por eso quizá tengan un aire más oscuro e iconoclasta que los temas de ‘El futuro no es de nadie’.
Alguna vez habéis comentado que, en lo que más ponéis atención a la hora de componer, es en las letras. ¿Por qué? ¿Os parecen más importantes que la melodía?
No hemos dicho eso, pero las letras sí son una parte importante de la personalidad del grupo, por eso les prestamos atención. Bajo mi punto de vista, para hacer una buena canción lo primero es la música, y luego la letra. Pero claro, mucha gente opta por hacerlo al revés porque encajar la letra en la música es muy complicado. Las nuestras son siempre de tipo narrativo, y explican una historia o una vivencia, huyendo de metáforas y parábolas. En mi opinión, las letras crípticas o complicadas esconden a veces una falta de contenido real (aunque hay excepciones, como en todo). Siempre quedarás mejor metiendo diez versos crípticos en un tema que hablando en un lenguaje de la calle, y en realidad es más difícil hacer una letra sencilla que una críptica.
¿Os agobiaba que ‘La ciudad subterránea’ tuviera el mismo éxito que ‘El futuro no es de nadie’ o preferís que su promoción fuera más pausada?
La promoción de ‘La ciudad subterránea’ está siendo muy intensa y estamos muy satisfechos con la atención que ha despertado el disco, así que no nos podemos quejar.
Soléis decir que tenéis una relación amor / odio con ‘Cualquier otra parte’. No hay club indie que no la haya pinchado, ni alternativo de pro que no pueda canturrearla. ¿En el fondo os gustaría poder prescindir de ella en vuestro repertorio?
En absoluto, seguimos disfrutando de esta canción como el primer día. Cuando deje de ser así, dejaremos de tocarla, porque no hay nada más triste que tocar una canción especial por compromiso. Gracias a ‘Cualquier otra parte’, muchísima gente se acercó a nuestra música, es una canción que ha llegado a gente muy distinta, con gustos y sensibilidades muy dispares, y eso nos hace sentir privilegiados. Cuando lanzamos ‘El futuro no es de nadie’, sin embargo, sólo creíamos en esta canción los miembros del grupo, algún DJ y algún locutor de radio. Pasaron meses hasta que la canción finalmente estalló.
Ahora estamos convencidos de que en ‘La ciudad subterránea’ no hay un solo tema que tenga ese potencial, sino varios. Son canciones que nos han salido de las tripas, y en los primeros conciertos de la gira el público está cantando todas las canciones del set, que son diecisiete, y por eso ‘Cualquier otra parte’ está cediendo su protagonismo, diluyéndose en el resto del repertorio.
¿Esta vez habéis preferido no lanzar un single solo del disco para evitar un hit así? ¿No es perjudicial porque puede dar la sensación de que no hay una canción tan buena?
¿Cómo de avanzados están los diferentes vídeos que preparabais para las canciones?
Ya están rodados los tres primeros vídeos de ‘La ciudad subterránea’, que son ‘La tormenta de arena’, ‘Paraísos artificiales’ y ‘La mañana herida’. Los tres explican una misma historia con su planteamiento, ‘La tormenta de arena’; su nudo, ‘Paraísos artificiales’ y su desenlace, ‘La mañana herida’. Los ha rodado la productora Cramptom de Barcelona y han quedado brutales.
En ‘La ciudad subterránea’ volvéis a demostrar que os sentís cómodos en el «sonido Dorian». ¿Tenéis miedo a encasillaros? Después de esos sets acústicos, ¿no os tienta hacer un disco más acústico?
Has dado en el clavo. Ese disco más acústico está en el horizonte del grupo, pero ya veremos cuándo tenemos tiempo para hacerlo. Dorian tiene un sonido muy personal al que hemos acabado de dar forma en ‘La ciudad subterránea’. Veremos hacia dónde caminamos en el futuro.
Muchas de vuestras canciones, no sólo por la música, sino por los campos temáticos, recuerdan a Aviador Dro. ¿Erais fans de pequeños?
Nos hemos hecho fans después. Quiero destacar el hecho de que, cuando empezaron, El Aviador Dro producían y tocaban mejor que New Order.
‘Domingo perfecto’ habla sobre el consumo de ácido, ¿no os resulta difícil hablar sobre drogas en la letra de una canción, por muchas razones: que no quede bien, que es un tema incómodo, lo que opinen vuestros padres…?
En España todo el mundo toma drogas a granel pero, cuando toca hablar del tema, nadie tira la primera piedra. Supongo que sigue pesando el asunto del catolicismo y de la culpa crsitiana en todo esto, no lo sé. Nosotros hacemos nuestra vida desde hace muchos años, así que lo de la familia no nos preocupa. Las drogas están en la calle. A veces son una bendición, otras un problema que hace que la gente lo pase muy mal. Nosotros hablamos de ello porque está en el día a día de (casi) todo el mundo.
Marc, ¿es cierto que fuiste crítico musical? ¿De qué publicación? ¿Sois híper críticos con vuestro trabajo?
Escribí mucho para Trax, la extinta revista de música electrónica; para el Micro de A Barna y para una revista que mezclaba tendencias y política que se llamaba Kult. Pero para mí el periodismo siempre ha sido un pasatiempo, una manera de ver la música desde otro ángulo. Sí nos tomamos muy en serio nuestro trabajo, especialmente desde que nos ganamos la vida con la música y podemos dedicarle todo el tiempo.
Cantáis en ‘Verte amanecer’: «Escuchas discos raros al amanecer». ¿En qué discos raros estabais pensando?
Los discos de Devo, Suicide, Derribos Arias, The Sound, Aphex Twin, Manos de topo, RUN DMC o Kaleidoscope podrían estar entre ellos.
Estáis muy ligados a la noche en Madrid y Barcelona, al Low, al Razz, etc. ¿Creéis que llegará el día en que os dejará de gustar salir?
De momento ese día no ha llegado. Sí es verdad que desde que hacemos tantos conciertos no salimos los fines de semana porque estamos por ahí, y cuando tenemos un fin de semana libre generalmente aprovechamos para descansar. Afortunadamente, Madrid es una ciudad espléndida para salir entre semana y eso es lo que hacemos con nuestros amigos de allí.
Vuestro primer disco sigue siendo desconocido para muchos, hay gente que ni siquiera sabe que existe, ¿le guardáis un cariño especial o no creéis que sea vuestra mejor entrega?
En ‘10.000 metrópolis’ veo a un grupo que tiene un sonido especial, pero que todavía no sabe lo que quiere. Hay canciones redondas como ‘Te echamos de menos’ -que es un clásico del repertorio del grupo- o ‘Teoría de un final’; pero es claramente un disco de iniciación, aunque por lo menos no copiábamos a nadie… (risas).