Beyoncé, que interpretó en directo ‘Sweet Dreams’, apareció en el escenario colgada, pero no de una cruz de cristalitos Swarovski como Madonna, sino de una suerte de cama-corazón rojo, de donde se despegó, en body, para terminar la canción. Dedicó el premio a mejor solista a Shakira, por inspirarla, y el de mejor vídeo a su marido, Jay-Z, que también se hizo con el galardón a mejor artista «urban» y actuó. Aunque ‘Empire State of Mind’ no tuvo la mejor interpretación vocal de la noche, sin duda fue uno de los mejores temas que sonaron sobre el escenario.
Shakira hizo una presentación de ‘Did It Again’ acorde con los motivos orientales y de baños y saunas públicos de su vídeo, lo cual siempre es kitsch y resultón de ver, como esa actuación de Tokio Hotel en la que hasta los teclados salen ardiendo. Estas cosas son lo mejor de los Europe Music Awards, como la recuperación de David Hasselhoff, que tuvo cierto éxito como cantante en Alemania, país anfitrión, para entregar el premio a mejor banda de rock a Green Day. Parecía costarle un poco hablar, pero siempre están todas las miradas puestas en el pobre a ver si está sobrio. Como si hubiera sido el único en beber de toda la fiesta.
Más aburrida es la parte rockera y alternativa. Actuaciones de Green Day y Foo Fighters nos hicieron preguntarnos en qué año realmente estábamos. El premio al mejor grupo alternativo para Placebo, con todo lo fans que hemos sido del grupo, no viene nada a cuento en 2009. Y que no culpen al público que vota: nunca debieron haber estado nominados. Ya no es que echemos de menos a grupos con ventas decentes como Girls, The xx o Vampire Weekend, que perfectamente podrían haber presentado un nuevo single en la gala, sino a grupos comerciales tipo Mika, Lily Allen, Arctic Monkeys… ¿tan chungo era llevar a alguien de nuestra década? Al menos en la desconexión territorial vimos a We Are Standard recoger el premio español y dedicarlo a Álvaro de El Inquilino para que se recupere pronto (ignoramos de qué). Casi nuestro país aportó lo más moderno al final…
En definitiva, aunque siempre entretenidos, paradójicamente, desde Berlín, muy preocupados por el 20º aniversario de la caída del Muro, los premios MTV dieron una imagen nada berlinesa de la modernidad de hoy, citando a U2 (premio al mejor directo) a tocar durante media hora en la Puerta de Brandeburgo y ofreciendo tres temas para la gala (por supuesto ‘One’, la notable ‘Magnificent’ y, al final, ‘Sunday Bloody Sunday’ con Jay-Z rapeando, un tanto incómodo), lo cual es muy bonito, pero poco tiene que ver con la música que suena en los clubs de la ciudad o con la juventud de hoy. Porque si la juventud que les interesa hoy es la de Tokio Hotel (premio al mejor grupo), pues apaga y vámonos.