Arrancar el disco con una intro en la que Vegas recita enigmáticamente parte de un poema de Luis Cernuda, ‘Como en los erizos’, es toda una osadía, pero toma significado en su conexión con ‘Las inmensas preguntas’, uno de sus temas de corte Leonard Cohen-esco. La canción y el poema de Cernuda (a su vez un apunte sobre la teoría de los puercoespines de Schopenhauer) expresan cómo el hombre deja heridas en forma de recuerdo («el recuerdo del olvido») en las personas amadas cuando se separan, sin poder evitar volver a reincidir. Ramón Lluis Bande ha hecho para esta canción una sesuda «película musical» que da continuidad a la que ya hizo para ‘Seronda’
En ‘Pesadilla Genérica’, que pertenece a su vertiente Townes Van Zandt-ista y puede alinearse con sus temas más coreables (‘Dry Martini, S.A.’ o ‘El hombre que casi conoció a Michi Panero’), hace gala de su sentido del humor viéndose atrapado en un sueño/pesadilla en el que es muy buena gente, todo es perfecto y le va divinamente, dando una patada en el culo al sambenito del malditismo. La Dylan-iana ‘Penúltimo Anhelo’ es una fábula en la que se enfrenta de nuevo al fantasma de su padre, pero sin hacer un melodrama. Remata el conjunto ‘(Al final) Te estaré esperando’, un espiritual que colaría como versión de una canción tradicional, con apoteósico final gospel incluido. Y cuando termina uno ya está seguro de que Nacho Vegas se ha creado un personaje, pero es un personaje único que nadie interpreta mejor que él.
Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘Pesadilla genérica’, ‘Las inmensas preguntas’, poder citar a Schopenhauer en una crítica
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