Cuando Alejandro Sanz habla de su nuevo álbum habla de bulerías, de rock sinfónico o de rock a secas, pero lo que encontramos aquí es una colección de poemas adolescentes, normalmente en forma de medio tiempo, presta a conquistar a nuevas generaciones de instituto, pero sobre todo a hacer sentirse jóvenes a las (y los) que en los 90 acudieron a algún show suyo para gritar la letra de ‘Pisando fuerte’, previamente aprendida de pe a pa. Así, ‘Lola soledad’ es una especie de ‘Amiga mía’ y son abundantes las frases del tipo «te miro y es sin que se note» o «lo sé, amor, que eres fugaz, que te vas inevitablemente, aunque yo me aferre, con la fuerza de un millón de soles».
Lo deja claro el primer tema, que recibe el esclarecedor título de ‘Mi Peter Punk’, y los primeros momentos de una relación y la búsqueda de la felicidad, como si Ale se hubiera vuelto a enamorar, aparecen en muchas de las canciones. Alejandro Sanz no será un buen cantautor mientras siga usando juegos de palabras como «ya ves, son llaves», tampoco desarrolla en este disco su interés por el flamenquito. El repetitivo «oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh» de Alicia Keys suena a desesperado intento por buscar un single de éxito en un disco que carece claramente de ellos, pero al menos recordando en la temática a los tiempos en que hasta le veíamos guapo, resultará entrañable y no dará grima como en los últimos tiempos.
Calificación: 4/10
Lo mejor: ‘Mala’, ‘Sin que se note’
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