De parecerse a alguno de sus filmes, ‘La cinta blanca’ podría estar emparentado de alguna manera con ‘El tiempo del lobo’, en el sentido de que explora el comportamiento social de una comunidad en una situación en extremo o a punto de estarlo, pero aquí el desarrollo es completamente distinto. La acción se sitúa en un pequeño pueblo alemán en 1913, inmediatamente antes de la Primera Guerra Mundial, 20 años antes del nazismo, cuando comienzan a suceder algunos hechos extraños: alguien propicia que el doctor se caiga de su caballo, una mujer muere durante su trabajo, un joven es apaleado… sin que nadie se explique por qué.
‘La cinta blanca’ no contentará a los fans de Haneke que busquen un estudio de las pasiones intensas de ‘La pianista’, de la violencia de ‘Funny Games’ o del sinsentido de la vida de ‘El séptimo continente’. Esta quizá sea la película más lenta del austriaco, a pesar de su perfección estética, y puede que los mismos espectadores que salieron del cine decepcionados porque ‘El bosque’ no era lo que esperaban, se aburran esta vez. Como la película de M. Night Shyamalan o como ‘Dogville’, ‘La cinta blanca’ presenta a varias familias de personajes, desde la del barón hasta la del pastor, pasando por la del granjero o el maestro, muchas de ellas con sus secretos y puntos siniestros. En el camino nunca hay grandes sobresaltos, pero a medida que el director va dándonos detalles vamos entendiendo, fascinados, el estudio realizado sobre el pensamiento alemán de la época y de lo que serían las generaciones venideras.
Todo va teniendo sentido, hasta el hecho de que confundamos ciertos personajes con otros, y las piezas van encajando a la perfección hasta el punto de que ya hay quien habla de que estamos ante la obra maestra de Michael Haneke (si no la había hecho ya antes). Y es posible que sea así a pesar de que no se trate de su película más inmediata. Siempre ha habido un trasfondo social lleno de preguntas y posibles respuestas en su cine, pero esta vez ha sabido dar un inteligente giro sobre sí mismo casi sin precedentes, para hablarnos con detalle del futuro sin un solo plano de él. 8.