Sherlock y el doctor Watson persiguen a un asesino en serie llamado Blackwood, relacionado con la magia negra, y capaz de escapar de la muerte. Cierto es que el guión podía haber dado mucho más de sí en casi todos los sentidos. El malo está más cerca de ni aparecer que de protagonizar algo, la tortuosa relación de Sherlock con la «femme fatale» Irene Adler o los injustificables celos de Sherlock hacia la novia de Watson aparecen sólo dibujados, lo cual es inexplicable si recordamos que la película dura más de dos horas… pero la interpretación de Robert Downey Jr de este personaje tan friqui o su incuestionable química con Jude Law juegan a favor de la película.
También la labor de Guy, cuyas maneras de ‘Snatch’ se adivinan claramente en la escena de lucha libre, produciendo una rara mezcla entre nostalgia, acción y humor. La recreación del Londres de la época, sobre todo en torno al Thames y a la construcción de Tower Bridge es impresionante. Aunque la trama quede ligeramente abierta (qué sacrificado es esto de meterse en el cine a ver una saga), a todas luces parece un acierto haber recuperado estos personajes, en manos de las personas en que se ha puesto. 6,5.