Con ‘Little Animals’ Sune Rose dejó a sus compañeros descansar y poco después nos emocionábamos con ‘Oh, I Buried You Today’, defendido por una solitaria Sharin que también demostró su habilidad a la batería en un par de temas. ‘Love in a Trashcan’ nos recordó la maravilla de disco que es ‘Pretty In Black‘ y ‘Boys Who Rape (Should All Be Destroyed)’ nos puso a unos cuantos los pelos de punta.
Se fueron pero volvieron en un bis de tres temazos: el single de su último álbum ‘Last Dance’, ‘Attack Of The Ghost Riders’ del primero y la genial ‘That Great Love Sound’ de ‘Chain Gang of Love’. Lo mejor es esa extraña sensación que dejan sus directos, una mezcla de energía desmedida y preocupante melancolía. Lo peor es el borreguismo de la masa, ese público que empuja, que jamás se calla y que da palmas sin ton ni son. Ah… y que el concierto se hizo (¿fue?) cortísimo, supo a poco. Pero tratándose de una banda con cinco discos a sus espaldas parece lógico que a cualquiera de sus directos le falten siempre canciones imprescindibles. 8
The Black Box Generation fueron los encargados de abrir la noche en la sala Heineken. El dúo belga, que empezó a tocar en jam sessions siendo unos preadolescentes, editó su primer EP en 2007. Ahora presentan su segundo álbum ‘Silver Threats’. En directo cuentan únicamente con una batería, una guitarra y la voz. Muy llamativos temas como el genial ‘High On A Wire‘ de su reciente trabajo y ‘Never Alone Always Together‘ o ‘I Think I Like You‘ de su primer disco. Interesante propuesta que habrá que seguir de cerca. 7