Fernando Trueba pensó en hacer ‘El baile de la victoria’ mientras leía la novela homónima de Antonio Skármeta, que ganó el Premio Planeta en 2003, y del que ya se había hecho una adaptación tan popular como fue ‘El cartero de Pablo Neruda’. Trueba decidió modificar varios aspectos, incluso el mismo personaje de Victoria, aunque mantuvo la trama principal: dos hombres que salen a la vez de la cárcel, uno joven y uno adulto, que se hacen amigos y, por cierto, guardan cierto paralelismo con Trueba y su hijo Jonás, que le ha ayudado con la adaptación del guión.
Ricardo Darín, nominado a los Goya como mejor secundario (como actor principal lo está por ‘El secreto de sus ojos‘), interpreta a un ladrón profesional que quiere dejar atrás su pasado para recuperar a su ex mujer (Ariadna Gil) y a su hijo. El joven Abel Ayala interpreta a un persistente joven, todo desparpajo y simpatía, que quiere dar en cambio un gran golpe para salir de la pobreza. En el camino de este último se interpondrá Victoria, una bailarina muda cuyos padres fueron asesinados por la dictadura chilena.
Victoria baila (¿lo pilláis?) en cuanto aparece en la película. Y es ahí, en esos primeros minutos, cuando te das cuenta de que la historia caerá en lo obvio y empalagoso como tantas veces ha sucedido al ¿pobre? Ricardo Darín. Hay un momento en que parece que la película remontará gracias a una metáfora sobre el triunfo de la libertad y la justicia, pero hay demasiadas carreras entre lágrimas, duchas en fuentes, fiebres depresivas y actuaciones milagrosamente exitosas frente a críticos de ballet importantísimos, en el camino. 3.