Pantha Du Prince / Black Noise

En un examen, saberse bien la lección no siempre es sinónimo de aprobar con notaza. Este es el símil más tonto que se nos ocurre para describir el nuevo disco de Hendrick Weber, también conocido -entre otros- como Pantha Du Prince. Su tercer disco de estudio, conceptual para más señas, versa sobre el «ruido negro» (de ahí el título, tampoco es que se haya esforzado mucho el chaval) que, según parece, produce la naturaleza antes de una gran catástrofe y que por su frecuencia sólo pueden oír los animales. Con esta presentación, uno se espera un disco de electrónica de tintes oscuros, y si bien Weber lo intenta, el disco termina resultando bastante más luminoso de lo que te imaginas en un principio.


Pantha Du Prince sigue una onda parecida a la de personajes como Apparat o Four Tet. En ‘Black Noise’ mezcla ambient, minimal y techno en una combinación mil veces vista, pero que siempre nos da muchas alegrías. Weber conoce perfectamente la técnica, y en ese sentido el álbum es impecable. Ha aprendido a deslizar sonidos como nadie, a entremezclarlos y a unirlos en un todo caótico. Pero a pesar de esta técnica bien aprendida, una vez transcurrida la hora exacta que dura el disco, uno se queda como frío. Los temas parecen carecer de alma, de enganche. Te das cuenta de que, al final, te cuesta prestarle atención, terminas preguntándote dónde está aquel que firmó maravillas como ‘Saturn Strobe’. Y es por eso que al final, teniéndolo todo para pasar el envite con sobresaliente, apenas supera el aprobado.

Quizá no ayuda la longitud de todos y cada uno de los temas (sólo uno dura menos de cinco minutos), que además resultan excesivamente repetitivos. Es como si le costase arrancar. Los cortes se suceden unos tras otros en un ejercicio más bien plano, y aunque te lo puedes tomar como un recurso retórico, ponerte a escuchar los cinco primeros minutos de ‘Bohemian Forest’, aburrirte y ver que aún te quedan tres, es todo uno.

Aunque es de recibo decir que el LP también tiene momentos brillantes. ‘Stick To My Side’, con la colaboración de Noah Lennox (Panda Bear, Animal Collective), se convierte en un tema magnífico que crece con cada escucha, en particular gracias a su parte vocal. ‘Welt And Draht’, por su parte, sí tiene ese encanto hipnótico de la repetición que hace que sea una de las más dinámicas. Y ‘Lay In A Shimmer podría haber sido grandiosa de no ser por esos torpísimos primeros dos minutos, en los que suceden menos cosas que en cualquier escena de ‘El proyecto de la bruja de Blair’.

Es sin duda este el fallo de un disco que hemos cogido con muchas ganas, pero que quizá se nos ha terminado haciendo áspero e infranqueable. La dureza de alguna de sus composiciones (‘Abglanz’, Es Schnelt’) ha propiciado que nos perdamos en una amalgama de sonidos difícilmente identificables y nada emocionantes. La ausencia de giros melódicos, esos que conforman el motivo por el que te escuchas sin rechistar una canción de ocho minutos, hacen que al final ‘Black Noise’ se quede precisamente en eso: en ruido negro. Algo que sabes que está ahí, pero que no eres capaz de escuchar. ¿Era la intención? Esperamos que no, porque sería demasiado retorcido.

Mañana sábado 13 de febrero estará en The Loft, Razzmatazz, Barcelona.

Calificación: 5/10
Lo mejor: ‘Stick To My Side’, ‘Welt And Draht’
Te gustará si te gusta: Apparat, Four Tet, la electrónica intelectual.
Escúchalo: en Spotify.

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Publicado por
Lolo Rodríguez