La tía de Flora acaba de morir, pero no por eso ella quiere prescindir de la compañía de la chica que la ayudaba a cuidarla, Purita (Adriana Ozores), una chica muy, muy pava y mucho más joven que ella, completamente servicial y dispuesta. Las tres sobrinas de Flora parecen más interesadas en meterla cuanto antes en la residencia para ancianos en que trabaja una de ellas, que es monja (Malena Alterio), y en heredar, que en disfrutar de los últimos años de vida de Flora. Por su parte, a Purita, de cuya familia no se sabe nada, parece darle todo igual y cualquier compañía es buena para ella.
‘Nacidas para sufrir’ se vale del tipo de humor almodovariano (marujeo, ansiolíticos, canciones de Fangoria, vulgarismos, chismorreos encabezados por el mítico «se conoce que») para hacer estos 112 minutazos de película muy entretenidos, y contar, como se ha hecho pocas veces o ninguna, la realidad de un montón de mujeres de nuestro país que han llegado a la vejez sin un compañero masculino, ante el asombro de familiares y vecinos.
En su lucha para seguir adelante a su manera, desheredando a su familia y dando la espalda al clero, Flora tendrá que enfrentarse a la oposición de todos, como si en los últimos cincuenta años no hubiera pasado nada en los pueblos de España. Una reflexión más que interesante y necesaria que únicamente en un giro hacia el final un tanto inverosímil, además elíptico (algo parecido sucedía en ‘Cachorro’), protagonizado por el desenfocado personaje de Purita, baja un poco el nivel de una película que se ha quedado a las puertas de ser una comedia romántica completamente histórica. 6,5.