Basada en una novela de Dennis Lehane de 2003 (también fue el autor de ‘Mystic River’, que Clint Eastwood llevó a la gran pantalla), la historia arranca con la llegada de Teddy Daniels, agente federal interpretado por Leonardo DiCaprio, a esta isla, que alberga sólo un tétrico manicomio del que acaba de desaparecer una paciente sin dejar rastro. La constante lluvia, eventualmente transformada en huracán, impidiendo la entrada y sobre todo la salida de la isla, así como cualquier forma de comunicación con el exterior, es constante en casi todo el metraje, ejerciendo de metáfora de lo turbio de la situación dentro de este centro, empezando por su director, el repelente (y es un cumplido) doctor Cawley, interpretado por Ben Kingsley.
Sin embargo, la película no se queda en lo claustrofóbico. Es mucho más compleja. Chocan desde el principio una serie de flashbacks y sueños del personaje de Leonardo DiCaprio en que sí, le vemos en la Segunda Guerra Mundial, en escenas completamente atroces y ciertamente expresionistas en campos de concentración, entre montañas de cadáveres congelados; pero también en un mundo colorido hasta lo surrealista, acompañado de su mujer, interpretada por Michelle Williams.
En esas escenas que tanto descolocan, Scorsese está casi más cerca de ‘La ciencia del sueño‘ de Michel Gondry que de sí mismo, pero curiosamente, por mucho que fascinen, no gusten o creas que no encajan, no son las que necesitarás volver a ver al terminar esta película. En un centro en que el personal sanitario parece tan trastornado como los propios enfermos, no parecerán finalmente fuera de lugar. Al contrario, un segundo visionado de este filme revelará que es la realidad lo fascinante y, mejor aún, que Scorsese ha vuelto a encajar acción y tormenta (psicológica) como tantas veces, ahora con nuevos ingredientes. 8.