Hoy la adolescencia adora a Tokio Hotel de la misma manera en que los 90 se idolatraba a Take That, en los 80 a Madonna o en los 60 a los Beatles. Sin embargo, es cierto que la figura de estrella del rock, en un póster en tu cuarto en plan mito, se ha ido perdiendo. Nadie se plantea poner en su cuarto una foto de Panda Bear o Alex Kapranos por de bastante buen ver que estén, cuando hace 30 años era habitual tener en tu cuarto una imagen de Joy Division o hace 20 una de R.E.M.
Tom tiene clara la razón. «Creo que, especialmente durante los últimos tres o cuatro años, internet ha estrangulado y matado el mito de la estrella del rock, ya sabes, los tiempos en que comprabas discos y se creaba un mito detrás de ellos. Se escribe demasiado en blogs y eso es lo que lo ha matado. Nadie se sorprende por lo que se ha dicho en una entrevista o algo así. Es bastante trágico. Hay demasiadas estrellas del rock autocompadeciéndose en sus blogs y ese no es el espíritu del rock’n’roll. La sensación es más bien como: «guau, qué basura»».
Puede que Tom Meighan esté a su vez autocompadeciéndose y no dé exactamente en el clavo cuando generaliza para hablar de la actitud de los artistas con respecto a su Twitter o a su blog. Calvin Harris es una de las estrellas más pesadas con su Twitter y este fin de semana hemos visto cómo abarrotaba un club en Madrid
y centenares de personas le aplaudían por una sesión en que se limitaba a pinchar sus grandes éxitos, como si de un mini Dios se tratara, pero también es cierto que a menudo no saber demasiado sobre tu artista favorito contribuye a que conozcas menos sus puntos flacos y, por tanto, le idolatres más.Es lo que ha sucedido por ejemplo con Burial. Hemos tardado años en descubrir quién era, aún se conoce poca cosa sobre él y nadie puede discutir que esto ha tenido bastante que ver con la creación de su «hype». De manera similar, el hecho de que Family se hayan querido mantener al margen de la vida pública y nunca hayan querido dar continuación a ‘Un soplo en el corazón’, ha contribuido también a la creación de su mito. Como en la búsqueda del viejo romanticismo de la desinformación, grupos como Anne Arbor o Music Go Music se promocionan poco y sin revelar sus verdaderas identidades. Y les funciona en el sentido de que aquellos que se declaran sus fans, sienten que tienen algo especial entre las manos porque son discos a los que la prensa generalista a duras penas llega.
Meighan también puede tener su punto de razón cuando habla de «demasiadas estrellas del rock». A día de hoy, con lo rápido que cambian las tendencias y las modas, lo fácil es que cuando un grupo vaya por su tercer disco, gran parte del público se haya olvidado de él. Léase Bloc Party, Kaiser Chiefs y compañía. Las personalidades que a día de hoy mantienen su estatus de estrella parecen provenir más bien de los 90 o antes: Björk, Morrissey, Bono… ¿podemos equipararlos a Brandon Flowers o Alex Kapranos? Quizá sí y el amigo Tom tan sólo tenga una rabieta porque no recibe la atención que a él le gustaría. Como siempre es el tiempo el que nos tendrá que decir si Lily Allen o los Strokes nos sorprenden en 2025 con un décimo disco interesante y siguen siendo estrellas del rock. Para entonces, seguramente, habrá quien diga también que ya no hay estrellas como ellos o Amy Winehouse.