Los hombres que miraban (no tan) fijamente a las cabras

Lo mejor de ‘Los hombres que miraban fijamente a las cabras’ es que, situándose en la guerra de Irak, sea una comedia, y lo peor es que tardes un poco en darte cuenta o lo dudes durante el camino (y eso que ‘Alright’ de Supergrass sale al principio). El actor, guionista y productor Grant Heslov (‘Buenas noches y buena suerte’) ha dirigido esta adaptación de la novela de Jon Ronson, basada a su vez en las investigaciones reales del periodista John Sergeant sobre el uso de lo paranormal y el poder psíquico en un proceso bélico, manejando conceptos como la mismísima posibilidad de ser invisible.


Ewan McGregor interpreta al periodista que, tras ser abandonado por su novia, decide mudarse a Irak para demostrarle algo al mundo. Allí conocerá al personaje inspirado en Guy Savelli, esa persona que afirma que ha matado a una cabra con su mente, interpretada por George Clooney. Como curiosidad, la película caracteriza a este de joven junto a Kevin Spacey tirando de flashback para hablarnos de cómo, asistiendo a la misma escuela de Bill Django (Jeff Bridges), algunos deciden utilizar sus poderes para bien y otros para mal.

Este pequeño castillo de mentes prodigiosas sí logra arrancar alguna carcajada de vez en cuando, gracias al humor de lo imposible o a guiños a la cultura popular como ‘Star Wars’ o el noticiario final. Lo en serio que los personajes se toman cosas que parecen ridículas nos hará recordar al colectivo Monty Python, pero en la mayoría de las ocasiones será sobre todo para echarlos de menos. Aunque entretenida, la película resulta políticamente correcta de más, quizá por respeto a los personajes reales o a las víctimas, pero dejando la sensación de que con este cásting y este argumento, se podría haber llegado mucho más lejos en lo divertido del absurdo, incluso en situaciones extremas. 6.

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