Todos recordaremos siempre e inevitablemente ‘El Camino’, con Mochuelo como inequívoco protagonista de la historia; ‘Cinco horas con Mario’, ese magistral monólogo -capaz de poner los pelos de punta- de una viuda que vela a su marido muerto; ‘Las ratas’, con esas referencias autobiográficas, o ‘Los santos inocentes’, que es quizá una de las novelas más desgarradoras, fascinantes y realistas que se hayan escrito nunca (muy recomendable también su adaptación al cine, por cierto, dirigida por Mario Camus y protagonizada por Alfredo Landa, Terele Pávez y un inconmensurable Francisco Rabal en el papel de Azarías, que hace uno de los mejores trabajos de su vida). Inolvidable «milana bonita».
Delibes fue uno de los pocos que supo plasmar una España de desigualdades, de clases bajas que sueñan con llegar a algo y donde algunos de sus protagonistas terminan resignándose a su condición inferior de por vida. Una España que es la nuestra, que todavía encontramos a día de hoy y que, desgraciadamente, está de plena actualidad.
Además, en obras «menores» como ‘Señora de rojo sobre fondo gris’, mostró una conmovedora sensibilidad hacia otros temas, como la desaparición de un ser querido. Igual ese demoledor principio «No ignoro que el recurso de beber es un viejo truco pero ¿conoces tú alguno más eficaz para escapar de ti mismo?» y su final «Si la muerte es inevitable, ¿no habrá sido preferible así?» no constituyeron los mayores aciertos de su carrera, pero sirvieron de perfecto puente entre lo que nos llega a todos y su obra más relevante desde el punto de vista social y literario.
Hoy 12 de marzo, el mundo se despertaba con una mala noticia. Miguel Delibes moría en Valladolid a los 89 años de edad, casi a punto de cumplir 90. Se trata, sin ningún género de dudas, de uno de los novelistas y escritores más sobresalientes de la literatura en español, y ocupaba además el sillón “e” de la RAE. DEP.