Se abrió el telón, y lo primero apreciable fue la cuidada escenografía que tenían preparada, con un fondo de pantallas de las que emanaban luces de distintos colores, a juego con las bases de los teclados, de parecido estilo. Una vez los cinco en el escenario, resultaba curioso ver el distinto aspecto estético que tienen los tres miembros fundadores: Chris Keating (voz, programaciones) parece sacado de un grupo ochentero como The Cars o Talking Heads, Ira Wolf Tuton (bajo, teclado), de The xx, y a Anand Wilder (voz, guitarra, teclado), vistiendo un mono de camuflaje, a saber de dónde se le podría sacar. El tema elegido para comenzar fue ‘The Children’, el que abre su nuevo álbum, con la voz distorsionada de Chris. Una introducción perfecta a un concierto que duró algo más de una hora, y en el que interpretaron casi todo el nuevo disco, con todos los grandes momentos que eso conlleva, como el falsete de Chris en la épica ‘I Remember’, las bailables ‘Love Me Girl’ y ‘Rome’, los coros de ‘Madder Red’, y la también portentosa voz de Anand en el primer single de ‘Odd Blood’, ‘Ambling Alp’.
El grupo estuvo a la altura de estas grandes canciones en todo momento, sonando muy parecido a como lo hace el disco, lo que a veces no es lo ideal, pero peor sería tener que escuchar voces desafinadas y demás desastres del directo. Correspondiendo, el público se movía con los distintos ritmos, y coreaba y mostraba su alegría con cada nueva canción. En el único bis de la noche, volvieron a su primera época de ‘All Hour Cymbals’, y aunque parezca mentira, posiblemente lo mejor llegó en esos momentos finales, con las interpretaciones de ‘Sunrise’ y sobre todo de la grandísima ‘2080’, con los geniales punteos de Anand, y los «yeahs» con los que Chris pedía la participación del público. Esto tal vez haga lamentar a algunos el importante cambio que han pegado en ‘Odd Blood’. Tal vez encuentren el balance entre sus dos mundos en un próximo álbum. De todos modos y pase lo que pase, seguirán partiendo la pana en directo. 8.