A pesar del éxito del último disco de Coldplay, con 8 millones de copias vendidas, una cifra ya inalcanzable para casi cualquier grupo, los beneficios obtenidos durante los últimos años no han sido suficientes para afrontar la enorme deuda de EMI, como tampoco los numerosos despidos producidos, y según el Sunday Times, Warner Music y KKR estarían planeando desmembrar la compañía para quedarse con su negocio de música grabada y su editorial de canciones, respectivamente.
El artículo de El País revela un problema más complejo de lo que parece, comprendiendo un poco de todo: las antipatías que ha despertado Guy Hands al retratar a sus subordinados como unos despilfarradores de drogas y sexo, la reestructuración liquidando a cargos míticos en favor de expertos en campos extramusicales, las deserciones de Rolling Stones o Radiohead, las amistades con el partido conservador británico… Un entramado de futuro incierto en el que nadie sabe qué pasará con las decenas de grupos interesantes y subsellos independientes del gigante. La respuesta podría llegar en cualquier momento.