Esta edición ha estado marcada por la muerte de Alex Chilton, unos días antes de tener que actuar en el festival. Es la opinión también de Joan Vich, del sello Primeros Pasitos, que ha acudido en representación del FIB Heineken y tenía muchas ganas de verle, que lo apunta como lo peor del SXSW. «Fue un golpe duro». El resto de la banda de Alex, Big Star, en lugar de cancelar el set, realizó un show especial en el que colaboraron, entre otros, Mike Mills de R.E.M., M. Ward, Evan Dando, Sondre Lerche o las Watson Twins.
Pitchfork ha realizado 12 crónicas del festival que no cubren todo por supuesto, pero sí sirven como pequeña pista de lo que ha sucedido. Han destacado las actuaciones de Telephoned, Flying Lotus y Mountain Man, un grupo de chicas cantando a veces sin micrófono, a veces agarrándose las manos; así como a alguno de sus «hypes» del momento, como Titus Andronicus. A Maluca y a The Morning Benders les han puesto a caldo y también han tenido tiempo de reseñar el set de Delorean, de los que dicen algo así como que hay que tener cojones para empezar con su canción más conocida (para ellos es ‘Seasun’), y que el grupo probablemente funcione mejor en el Mediterráneo, aunque «supieron acercar parte de él» a su escenario en Austin.
Nuestros entrevistados también tienen su grupo favorito. Joan Vich destaca la actuación de She & Him y el concierto de Howe Gelb & A Band of Gypsies, «con Raimundo Amador triunfando y M Ward entre el público». Hyperpotamus, que se jacta de que Raimundo le dijo que tenía «mucho arte», se queda con Rye Rye de Baltimore, a los que describe como «la hostia: un cuarteto de rap con dos bailarines sincronizados. Hacía mucho tiempo que no bailaba tanto en un concierto». Por su parte, Charades disfrutaron con Abe Vigoda, Les Savy Fav, No Age o The Extraordinaries, aunque parecen quedarse con L’Orchidée de Hawai. «¡Increíbles! ¡Fantásticos! Nos pusieron una sonrisa gigante en la boca!».
Leo, vocalista y líder de Nudozurdo, habla con entusiasmo del festival, reconociéndonos, desde un cibercafé de México, donde sigue su gira, que al llegar se quedó completamente paralizado. Creía que estaba en el paraíso: «1900 bandas tocando en un espacio que no sería más grande que Malasaña… Detrás de cada esquina hay un grupo tocando, vienen grupos de todos los rincones del continente y no puedes dar crédito a la calidad y la honestidad que se respira… La gente es encantadora, hay un ambiente realmente especial… No es ni siquiera un festival. Es una especie de avalancha sonora que sale de antros, iglesias, descampados, hoteles… Si tienes un negocio en Austin, en el retrete habrá un músico tocando».
Charades pueden presumir de haber tocado, entre otros sitios, en una fiesta en una casa jipi y tener que haberlo dejado de hacer porque se presentara la policía. «Ha sido realmente increíble. Hemos disfrutado mucho y la gente se ha mostrado muy receptiva con nosotros. Nos daba un poco de vértigo porque siempre piensas que los yankis son mucho mejores y todo eso, pero la gente venía a felicitarnos y a hablar con nosotros y los grupos con los que hemos compartido escenario han sido muy calurosos y generosos».
Para Hyperpotamus, lo mejor ha sido tocar en una iglesia, con «techos altos, paredes de madera y la gente sentada, atenta». «SXSW es un festival que realmente se preocupa por sacar y apoyar a grupos noveles. Desde el que te conduce a tu escenario, hasta el mandamás, ves que están a tu servicio, algo que yo no he visto en ningún otro lado. De 10».
Sin embargo, a pesar de que la experiencia ha sido muy positiva, no quiere dejar de ser crítico con algunos aspectos de Sounds from Spain. «Lo peor del SXSW ha sido ver cómo la delegación española pasa unas agradables vacaciones pagadas a costa del dinero público. Es una vergüenza ver que quien nos representa en la música de cara al exterior no sabe hablar bien inglés, se pasa el día sentado de cháchara y comiendo bocadillos y viste como el culo».
Hyperpotamus es especialmente crítico con el asunto de que se ofrezcan dietas a los artistas más consolidados, mientras que los independientes tienen que costearse el viaje. «Los Planetas y Amaral, que no es que sean precisamente pobres, viajan gratis, mientras gente como yo, que estamos empezando, y haciendo cosas infinitamente más interesantes y arriesgadas, nos lo tenemos que pagar todo, desde el viaje hasta la pizza post-concierto. Y todo ello porque no tengo representación discográfica… Qué curioso. Pero bueno, me río de todo ello, no te creas. Yo, sin apoyo de Fundación Autor o el ICEX, he dado tres veces más conciertos que Los Planetas, Amaral y Huecco juntos. Algo están haciendo mal».
Ciertamente, es necesario tener un sello discográfico para acceder a las bolsas de viaje que concede Sounds from Spain. Esta plataforma, que comprende tanto PROMUSICAE como su versión indie, la UFI, así como el Instituto Español de Comercio Exterior del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música del Ministerio de Cultura y otros organismos de autonomías como Madrid, Valencia o Andalucía, busca fomentar la música española fuera de nuestro país, no sólo en SXSW sino en otras Ferias Profesionales de Música. Marian Lozano, coordinadora de la UFI, nos explica que esta organización trabaja con las empresas y no con los artistas, «que ya tienen su propio circuito de ayudas, como Artistas en Ruta o las que proporciona el Ministerio de Cultura».
Mark Kitcatt, presidente de la UFI, insiste en que se valora que los artistas promovidos tengan opciones de futuro en el país en que se va a tocar. «Se consideran todas las peticiones de todos los grupos que están invitados a tocar en Austin, se seleccionan cinco para representar a Sounds From Spain y a estos se les ayuda con una bolsa de viaje. Se busca garantizar que habrá alguna continuidad de trabajo, es decir que los artistas seguirán pujando para tener éxito en el extranjero. Normalmente serán los que cuentan con el apoyo de un sello y gente trabajando día a día con medios, puntos de venta, agencias… Tener un sello es una garantía de un trabajo lógico y profesional en ese sentido». Y finalmente concluye que «el que no tenga sello debería de pensar en montar uno y asociarse a la UFI. Conlleva muchos beneficios y nimiedades como la posibilidad de acceder a una bolsa de viaje para SXSW».
Finalmente, también en la reacción de la gente ante las bandas españolas hay cierta diversidad de opiniones. Mientras Hyperpotamus cree que en el SXSW «nadie está interesado en la música española, pero sí en la paella y el vino», Charades destacan la presencia de público mejicano en sus sets y Joan de Primeros Pasitos afirma que el público de Heart of Gold era «muy variado, con mucha presencia de público local». Leo de Nudozurdo parece el más optimista. «Después de haber escuchado durante toda mi vida música inglesa y americana, me encuentro tocando para ellos. Es raro y muy satisfactorio. No entienden las letras pero hablamos el mismo idioma musical».