La revolución de Jamie Oliver: Food Revolution

La mezcla del savoir faire de Jamie Oliver en los fogones (es uno de los cocineros más reputados de Gran Bretaña), su capacidad para enamorar a los medios de comunicación y la experiencia estadounidense de crear un espectáculo televisivo con asombrosa facilidad, no podía resultar más que en un acierto seguro. Siendo un animal televisivo (reconozcamos que queda muy bien en cámara, es simpático y bastante atractivo), se trata del hombre que inició una campaña para mejorar la calidad de la comida en el Reino Unido… y consiguió que hasta el gobierno revisase lo que se daba de comer en colegios e institutos, encargándole un plan. Ahora se enfrenta a una tarea mayor y más arriesgada: hacer lo mismo en USA.


‘Jamie Oliver’s Food Revolution’, que así es como se llama el programa, es televisión en estado puro. El cocinero viaja a la ciudad de Huntington, designada hace poco como «la ciudad menos saludable de Norteamérica» y certifica (obviamente, acudiendo a los sitios más extremos) que todo lo que hay allí es un horror. En el colegio, los niños comen pizza para desayunar, beben leche de colorines que parece cualquier otra cosa menos leche, se zampan nuggets de pollo en casi todas las comidas y se hartan de patatas fritas. Y lógicamente, en su mayor parte, adolecen de problemas derivados de semejante alimentación: sobrepeso, diabetes e incluso obesidad.

Si uno acepta el comienzo del reality, manierista a más no poder como todo buen programa de coaching que se precie, lo cierto es que termina siendo muy disfrutable. Es obvio que ‘Supernanny’ no irá nunca a una casa donde el niño es un angelito, así que Jamie Oliver tampoco va a acercarse a menos de 100 metros de un colegio donde comen ensalada un día sí y otro también. Así que la cosa está en observar cómo el cocinero británico ha de enfrentarse a una serie de personas que están por encima en sus decisiones: miembros respetados de la comunidad (un reputado locutor de radio le dice que si piensa que porque un británico llegue y diga que hay que comer lechuga todo el día lo van a hacer, que ellos tienen la libertad de comer lo que les plazca); el personal docente del colegio (el director no parece muy contento con el tema); las cocineras (encantadas con la idea de, simplemente, poner a freír la comida precocinada); los encargados de elaborar los menús (obsesionados con el presupuesto) y un largo etcétera.

El show se desarrolla entre la estupefacción del televidente (que hay veces que no da crédito a lo que ve) y la espectacularidad de la factura americana, amén de la capacidad de la televisión para magnificar las emociones por un lado (y resultar extremadamente llorica, además) y moralizar a base de bien por otro. En cuanto al todo, no obstante, no deja de estar bastante equilibrado, así que al final uno termina casi completamente convencido de que hay que comer mejor, especialmente cuando hablamos de niños en edad escolar.

Calificación: 7/10
Destacamos: A Jamie Oliver, que tiene un don para los medios de comunicación.
Te gustará si: Piensas que un programa híbrido entre ‘Supernanny’, ‘Ajuste de Cuentas’ y ‘La cocina de Karlos Arguiñano’ es una buena idea.
Predictor: Molaría que llegase a España, pero lo terminarían haciendo tan insufrible como ‘Factor X’ o ‘Tienes talento’, que ves las versiones americanas y no te extraña que tengan tanto éxito.

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Publicado por
Lolo Rodríguez
Tags: jamie oliver