Mar y Alicia siguen repartiéndose el liderazgo de Pauline en la playa por igual: ambas tocan y cantan, si bien Mar tiene un mayor protagonismo en las guitarras, con las que no puede evitar bromear como si no llegara a creerse sus progresos en estos años («yo ya las cojo a boleo, como los grandes»), y Alicia en las voces. Ambas se muestran de buen humor, encantadas de volver a Madrid y el público reacciona de manera similar, aplaudiendo al reconocer temas como ‘Pasos de ratón’, ‘Un monstruo’ o ‘Lo que pesa un hueso de cereza’, de los que nadie parece haberse olvidado.
La orquesta calla paciente cuando no le corresponde tocar y enriquece los momentos clave, a destacar el protagonismo del acordeón diatónico del miembro presente y representante del grupo de folk asturiano La Bandina, con el que Pauline han colaborado en su tema ‘Esos besos’. Quizá puede ponerse al set la única pega de que a veces precisamente los instrumentos se comen las voces de Mar y Alicia y no pueden descubrirse o redescubrirse las letras del grupo, su gran baza, como cuando las escuchas en casa, pero cuando ya las conoces al dedillo, como es el caso de ‘Quién lo iba a decir’ (juraría que ya les da la risa cuando tienen que decir lo de la tortilla
) o, hacia el final ‘Mi bañera’, ‘Titubeas’ y ‘Un gran país’, el resultado es más que notable.En el bis suenan ‘Mis zapatos cojos’, ‘Acabáramos’ y ‘Rueda corazón’, aunque lo bueno de verdad viene en el segundo grupo de bises, cuando Mar y Alicia cantan solas ‘Mis muñecas’ popularizada por Nosoträsh y las ‘Coplas del iconoclasta enamorado’ de Vainica Doble, aprovechando que siempre las «comparaban con ellas». Benditos los primeros a los que se les ocurrió hacer un paralelismo entre ambas formaciones porque su versión sonó tan bien que dio verdadera angustia volver a recordar que ya no tendremos más discos de Vainica entre nuestras manos. 7,5.