‘Supervivientes’ promete

‘Supervivientes, perdidos en Nicaragua’ presenta una gran revelación: Consuelo Berlanga. No sabemos si porque no la seguimos desde ‘Waku Waku’ y un poco ‘Qué pasó con’ o porque siempre la hemos tenido infravalorada, desconocíamos las enormes posibilidades de esta mujer, pero en la noche de estreno del reality de Telecinco todas las miradas han ido a parar a ella desde el minuto 10, en el que la ha liado parda porque el programa no le permitía cambiar la prenda de ropa que había escogido por un chubasquero. Cero coma ha tardado en decir ella que es una profesional que se ha currado su credibilidad. Todo sea que no la pierda en un resumen diario de la cadena amiga.


Este año el formato apuesta por lo que más gusta: en una isla los famosos y en otra isla los anónimos. Entre los primeros hay poca chicha, de nuevo Bea La Legionaria, que a pesar de tanta legión no ha superado ninguna de las pruebas físicas, Guillermo Martín de OT, Rafa Mora… ¿No anunciaron a Malena Gracia? Mucho mejor los segundos, con un tipo llamado Miguel que primero se define como «una mezcla entre 007 y Escarlata O’Hara» y por si no lo has pillado aclara que se ha presentado para demostrar que «homosexualidad y debilidad no tienen que ser lo mismo»; María José, una señora mayor; Román, un bombero tilín tilín tilero; Parri, un chico cuya mejor arma para derrotar a los famosos es haberse empollado las revistas del corazón o, la más original, Míriam, «una chica clara», que dice las cosas a la cara, no se «lleva bien con las mujeres» y todo lo que quiere lo consigue, todo ello sic.

Aunque todo esto es baladí en comparación a la selección de esa «periodista de raza» (así la definió Jesús Vázquez, anda que no nos reíamos de esta expresión en la carrera) que, a sus 55 años, se ve enfrentada a retos como empujar una caja megapesada lastimosamente por el océano en medio de la nada o tirarse desde un helicóptero al agua a 10 metros de altura para nadar hasta una isla enana en la que nadie sabe muy bien dónde hace cada uno sus necesidades y, lo peor, qué pasa después con ellas (¿se las llevará el agua cristalina? ¿las traerá de vuelta?).

Con ‘Supervivientes’, como sucedía con Alfonso Arús, no se sabe si son mejores los personajes reales o los creados, pero este momento absurdo del salto es de lo mejor de cada edición. Nueve de cada diez expertos recomiendan tirarse al agua en plancha desde esas alturas y sólo por ver el hostiazo que se ha metido Beatriz Trapote (quedó en duda si va a poder continuar en el programa porque se ha hecho daño de verdad) ha merecido la pena. Con La Legionaria sin tabaco después del jamacuco que condujo a su expulsión de ‘GH El Reencuentro‘ por el mono que tenía y todo el mundo en bolas como siempre en este programa, igual, si no durara casi cuatro horas, hasta lo vería.

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Publicado por
Sebas E. Alonso