Precisamente, al principio uno no puede evitar una pequeña sensación de decepción porque sus mejores canciones, las que destacan y se adhieren al subconsciente de manera indeleble son las tres que ya se incluían en aquel EP de presentación: ‘Tiene que acabar’, el hit instantáneo construido en torno a un estribillo galopante e irresistible, la furiosa ‘Perdiendo El Tiempo’ y su riff tan claramente Strokes, y el pop bailable con guiño funk de ‘Lolaila Carmona’ y su divertido falsete. Están estudiadamente secuenciadas a lo largo del álbum, como hitos que sirven de guía en el camino y así ayudan a detenerse en los toques de psicodelia de ‘Esta noche’ y ‘Siempre me lo recordarás’, la orquestación a lo ‘Sgt. Pepper’s…’ de ‘En el fondo de los sueños’, el rock adulto de ‘Todo está tan cerca’, esa urgencia pop tan cercana a nuestro querido
Un conjunto muy variado pero perfectamente cohesionado por la mano experta a la producción de Fino Oyonarte. Con unas letras nada fáciles u obvias, incluso un tanto herméticas, Alonso Díaz retrata recuerdos, decepciones y reflexiones vitales de manera cercana y sencilla, sin necesidad de metáforas engoladas. Una sencillez a la medida de una música despojada de pretenciosidad que, aunque no siempre acierte de pleno (‘Hola, qué tal’ y los dos cortes finales son quizá los menos sólidos), resulta un loable ejercicio de sencillez y honestidad muy necesario en nuestro panorama musical.
Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘Tiene que acabar’, ‘Perdiendo el tiempo’, ‘De noche’, ‘Lolaila Carmona’.
Te gustará si te gustan: Jonston, 091, Tarik Y La Fábrica de Colores.
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