Tras la muerte de Curtis, sus compañeros de banda y amigos Bernard Sumner, Peter Hook y Stephen Morris decidieron que no había mejor homenaje para él que seguir haciendo música, siendo sus primeros álbumes una extensión del sofocante sonido que supuso un pequeño terremoto en el panorama musical del Reino Unido, con su Manchester natal como mismo epicentro, merced a la viveza y la pasión de su mánager, Tony Wilson, fundador de Factory Records y el legendario club The Hacienda. Aquel singular momento de la historia fue maravillosamente recreado por Michael Winterbottom en la fantástica ’24 Hour Party People’, una de las mejores películas sobre música que se hayan hecho nunca, pero que para los fans de Curtis sólo sería un aperitivo de lo que llegaría después, el celebrado biopic ‘Control‘, rodado con el beneplácito de su esposa, que ni ensalza tontamente la figura de ella ni la de él.
Sin duda su influencia también resultó significativa en los mejores discos de bandas casi contemporáneas como U2, Echo & The Bunnymen o The Cure, que supieron popularizar y hacer masivo el nada fácil sonido de álbumes como ‘Unknown Pleasure’ y ‘Closer’. De hecho, la carrera de New Order continuó en la independencia, fieles a Factory Records, y no resultó especialmente exitosa desde un punto de vista comercial hasta finales de los 80 con la llegada de ‘Technique’, que abrazaba abiertamente las pistas de baile y el hedonismo del emergente sonido acid e ibicenco, ya muy alejados de la oscuridad de Joy Division.
En los 90, ya solo las bandas de sonido gótico y siniestro como The Sisters Of Mercy o Bauhaus parecían obstinadas en conservar intacta esa posición, pero grupos emergentes e independientes homenajeaban a Joy Division en diferentes discos tributo. En ‘A Means To An End’, artistas como Girls Against Boys, Codeine, Low o Tortoise versionaban temas, mientras que otros tan distintos como Galaxie 500, The Divine Comedy o Therapy? incluían su visión de canciones como ‘Ceremony’, ‘Atmosphere’ o ‘Isolation’ como caras B de sus singles. Incluso en nuestro país, El Colectivo Karma publicó ‘Warsaw – Un Homenaje A Joy Division’, con versiones de lo más granado del efervescente panorama indie nacional, incluyendo a Los Planetas, Automatics, Señor Chinarro, Mercromina o Flow.
En la pasada década, además del mencionado revival postpunk, artistas no precisamente rock como Nouvelle Vague (con su adaptación lounge de ‘Love Will Tear Us Apart’), el sueco José González, el dúo de folk pop Kings Of Convenience, los británicos Hot Chip o LCD Soundsystem también han rendido pleitesía a las canciones de Curtis. Canciones que parecen seguir siendo un negocio inagotable para sus sellos, dadas las infinitas reediciones, ediciones de lujo y cajas que cada cierto tiempo llegan a las tiendas, para sufrimiento de nuestros maltrechos bolsillos. Como sea, la figura de Curtis parece no haber perdido en absoluto vigencia para esta y las próximas generaciones, afortunadamente.