La que tenía que haber sido la sustituta casi oficial de ‘Lost’ ha decepcionado a la mayoría. Tenía una idea prácticamente genial para su argumento: el mundo entero sufría un desmayo colectivo durante algo más de 2 minutos, viendo además cada persona durante esos 2 minutos cómo sería su vida al cabo de seis meses. Unos se veían enamorados de gente que no conocían, otros sufriendo y otros no veían nada, sobreentendiendo que morirían durante las semanas siguientes al desmayo. ‘Flashforward’ planteaba así interesantes cuestiones éticas, físicas y filosóficas, apuntando alto como ‘Lost’. Sin embargo, mientras a esta se le ha perdonado que resuelva de manera atolondrada las cuestiones planteadas, lo que le ha fallado a ‘Flashforward’, que por supuesto no ha dado muy brillantes respuestas a sus complejas preguntas, es que el desarrollo no ha sido muy bueno.
Le ha fallado el ritmo en muchos casos, ha sido lo más grave de todo; pero de cara al ojo crítico, ha sido a todas luces una serie redundante, con excesivos subrayados explicativos que trataban al espectador como si fuera tonto y que a menudo le llevaban directamente a pensar: «me aburro». ¿Cuántas veces hemos visto «flashbacks» de las mismas imágenes durante los 22 capítulos?
La falta de credibilidad ha sido otro problema. No en torno a los «blackouts», que eso nos da igual, sino en torno a las mismas medidas de seguridad del FBI y la CIA. ¿Es posible que agentes que se suponen muertos en su «flashforward» circulen alegremente por el mundo sin ningún tipo de protección, incluso el día D? Con todo, a pesar de lo descuidado de la serie, de que sea casi indignante que un proyecto en principio tan chulo sea estropeado por un par de chapuzas, se ha dejado ver y nos ha hecho pensar lo justo en el destino versus «tu futuro lo eliges tú».
¿La resolución final ha decepcionado? Digamos que en la línea de la serie. Su final es para ver pulsando «pause», pero sin esperar encontrar gran cosa al ir dándole al botón. 6.