Christina Aguilera / Bionic

En varios puntos de ‘Bionic’ escuchamos a un niño muy pequeño dirigiéndose a su madre y es inevitable pensar que cada vez que una diva saca un disco post-recién-descubierta-maternidad, el ‘Ray of Light’ de Madonna se vuelve un poco mejor. Sólo ella consiguió dedicar medio álbum abiertamente a su hija con la suficiente sutileza como para que cualquiera se pudiera sentir identificado con sus letras y a la vez encajar todas sus ideas, lo cual incluía guiños a la India, al trip-hop y al punk, en un disco que en la producción de William Orbit bordaba la categoría de conceptual por primera vez en la carrera de Madonna. ‘Bionic’ no es un disco conceptual, ni siquiera habla en general de la maternidad de Christina Aguilera. Ese es el problema, que cuanto más lo escuchas, menos entiendes lo que es y qué pinta en él cada cosa.


No es la primera vez que Christina Aguilera tira por la borda un montón de buenas ideas en el último minuto. Ya en ‘Back To Basics‘, el que tenía que haber sido su gran disco de soul, aparecían unas pistas que no venían nada al caso. Y aquí vuelve a suceder lo mismo. ‘Bionic’ se abre de manera excitante, con el tema que da título al álbum, a ritmo de reggae. Sigue con el single ‘Not Myself Tonight’, cuyos ramalazos trance han terminado formando un buen «grower» que hasta da penilla que esté funcionando tan mal; y a él le suceden ‘Woohoo’, un tema que podría ser perfectamente de La Mala (por ejemplo ‘Miedo’) o la estupenda ‘Elastic Love’, que cuenta con M.I.A. en sus créditos, es súper urban y pide a gritos ser un single y todo tipo de remezclas.

Sentimientos encontrados con su ‘Spanish Lesson’ particular, que se llama ‘Desnúdate’ e incluye frases como «dame lo duro» o «así me gusta, papi» (¡qué asco!) nos llevan a la oscura ‘Glam’ y a ‘Prima Donna’, que parece inspirada en los Jackson 5.

Después viene el problema: el gran número de baladas que aparecen seguidas. No son malas, ni en las aportaciones de Sia ni en la habitual de Linda Perry. Simplemente no vienen demasiado a cuento y forman un extraño paréntesis entre la primera parte del disco, y la que además vuelve al final, con el divertidísimo ‘I Hate Boys’, el número de Le Tigre con Peaches en ‘My Girls’ o la final ‘Vanity’.

Así que hoy no nos vamos a quejar de que Christina Aguilera deje inédita la canción cedida por Goldfrapp o que deje como «bonus tracks» las compuestas con Ladytron (‘Birds of Prey‘ y ‘Little Dreamer‘, la primera un poco siniestra para lo que es el disco, la segunda demasiado buenrollista) o las de Santigold, (a pesar de que ‘Monday Morning’ desde el synthpop y ‘Bobblehead’ desde el reggaeton sí colarían en la primera parte del álbum o en la última). Hoy nos vamos a quejar de que ningún director artístico o similar haya tomado cartas en el asunto para eliminar voces de niños de un disco que habla sobre estar mojada (literalmente), dotar a las baladas de un punto más urban a tono con la primera y última parte del disco, dividir el álbum en dos a la Beyoncé o haber dejado a Ladytron para el disco electropop de Aguilera, que este no es.

Calificación: 6/10
Lo Mejor: ‘Not Myself Tonight’, ‘Elastic Love’, ‘I Hate Boys’
Te gustará si te gustan: tanto ‘Beautiful’ como ‘Dirrty’, en definitiva Christina Aguilera
Escúchalo: Spotify

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Publicado por
Sebas E. Alonso