En nuestra redacción, como en la calle, ha habido división de opiniones respecto a ‘Pelotas‘, la serie producida por El Terrat y dirigida por José Corbacho y Juan Cruz que fue una de las estrellas de la parrilla de La 1 en el invierno de 2009. Algunos la consideraban una comedia «100% typical spanish» en la línea de ‘Días de fútbol’, pero otros veíamos en ella un agridulce y realista (para ser una serie, se entiende) retrato del mundo del extrarradio capitalino de nuestro país.
Justo en la mañana del día de emisión del último capítulo de su segunda temporada, el ente público anunció la cancelación de la serie. José Corbacho, según su Twitter, recibió la confirmación oficial unas horas antes de la emisión del episodio y se muestra triste pero agradecido por el apoyo de los que han seguido la serie desde sus inicios. La evidencia de que el cierre del programa cogió por sorpresa al equipo creador de la serie fue que ese episodio final terminó con varias tramas argumentales en pleno cenit dramático y que ya nunca se resolverán. Eso sí fue un final abierto y no lo de ‘Perdidos’.
La serie, que comenzó su primera temporada con un 17% de share situado en la media de la cadena, pronto bajó en torno a un 11% que, pese a estar muy por debajo de las expectativas para un prime-time, ha permanecido fiel al programa durante sus dos temporadas. Ambientada en las andanzas de un equipo de fútbol de aficionados y sus familias, ‘Pelotas’ abunda en ese especial tino que el tándem Corbacho/Cruz ha demostrado en películas como ‘Tapas’ o ‘Cobardes’ para plasmar la cotidianeidad de la vida de barrio gracias a su buena mano para la dirección artística, pese a algunas tramas a veces un tanto predecibles y diálogos no siempre ingeniosos.
El peso de la serie recalaba así en las creíbles interpretaciones de su magnífico elenco actoral, con un excelente trabajo de cásting que ha dado la oportunidad de brillar a habituales secundarios del cine y el teatro español que, más allá de nombres como el genial Ángel de Andrés López, Javier Albalá, Belén López, Celia Freijeiro, Alberto San Juan, María Botto o Alberto Amarilla, hacía destacar su trabajo interpretativo de forma coral, con una especial naturalidad que contribuía a que sintiéramos que estábamos sentados ante la tele viendo la vida de un amigo, un vecino, un familiar o la nuestra propia, alimentando ese pequeño voyeur que todos llevamos dentro. Personajes con luces y sombras, adalides de nada, que sufrían el paro, la xenofobia, la homofobia, la ansiedad y la rutina. ‘Pelotas’ era una serie atípica que huía de súper heroicos abogados o todopoderosos médicos para dar protagonismo a la charcutera, el camarero del bar de la esquina o el policía local. Pero parece claro que el público mayoritario busca evasión, no realismo.
