La cita estival organizada cada año por el ayuntamiento de Madrid, ‘Veranos de la Villa’, suele incluir en su programa un amplio abanico de estilos, con conciertos tan especiales como el de Burt Bacharach del pasado año. El pasado miércoles, Tweedy tuvo la gentileza de empezar unos minutos más tarde para que aquellos que no resistieron la tentación de ver finalizar el partido España-Alemania, no se perdieran demasiado.
Lo más llamativo al llegar al recinto de Puerta del Ángel era la descompensada distribución de público. Las entradas de pie estaban agotadas, por lo que ese sector estaba literalmente abarrotado. Mientras, el resto de las gradas llegaban a una ocupación irrisoria para el tamaño del recinto. El origen más certero de esto sería el elevado y abusivo precio de las entradas y en ningún caso el escaso poder de convocatoria de Jeff Tweedy (por mucha selección española que juegue), ya que las localidades más baratas se agotaron en unos pocos días, pero allí quedó un auditorio casi vacío con sillas a un precio prohibitivo para muchos en estos tiempos de incertidumbre económica.
Pero a veces, estos aforos que no llegan ni a medio completarse, convierten algunos conciertos en acontecimientos únicos, tan especiales como el que vivimos el pasado miércoles. El violento calor de la tarde se fue apaciguando con la presencia de Jeff Tweedy y sus seis guitarras. Comenzando con una minimalista versión de ‘Spiders (Kidsmoke)’ y siguiendo con la genial ‘I’ll Fight’.
Tweedy es altamente comunicativo con el público y suele aceptar peticiones. Al excelente repertorio y estupendo sonido hay que añadir la comunión casi perfecta entre artista y publico con grandes dosis de humor. Como el momento en el que se puso a imitar los gestos de David Villa tras marcar un gol o cuando una asistente le pidió matrimonio y, después de negarse admitiendo que su corazón estaba ocupado, aceptó alegando que se casaría con todos los presentes. Un segundo después mencionó a su esposa (la representante Susan Miller), que se encontraba entre el público, a la que la que se dirigió cariñosamente como Susie.
Durante las casi dos horas de concierto, el bueno de Jeff nos regaló una gran cantidad de temas, desde grandes éxitos como ‘Heavy Metal Drummer’, ‘A Shot In The Arm’, la conmovedora ‘Jesus, etc.’, ‘One Wing’ o ‘You and I’ (que dedicó a su esposa) hasta temas menos conocidos como ‘Passenger Side’ del primer disco de Wilco, ‘California Stars’, del primer volumen de ‘Mermaid Avenue’ (uno de los dos discos que sacaron junto a Billy Bragg empleando letras del desaparecido Woody Guthrie) o una versión de ‘Simple Twist of Fate’, original de Bob Dylan e interpretada por Jeff a petición de uno de los asistentes.
Ya casi al final del show, uno de los momentos más emocionantes fue cuando interpretó ‘Acuff-Rose’, tema de Uncle Tupelo, su anterior banda, sin ayuda de microfonía o amplificación, situado al frente del escenario y ayudado de un silencio sepulcral. Un público incondicional entregado a un artista, cariñoso con sus seguidores, agradecido y complice, que bien mereció los aplausos y vítores. Una noche perfecta. 10 Quietmansmiling y Angèle