Con ‘Salt’ pasa algo parecido. ¿Qué hace un director tan clasicote como Phillip Noyce –‘Juego de patriotas’ (1992), ‘Peligro inminente’ (1994)- con un guión tan disparatado como el firmado por Wimmer? Respuesta: perpetrar una anodina y risible película de espías, mezcla de Bourne y 007, de acción anoréxica y trama imposible. Una historia de dobles y triples agentes secretos, que recupera los tópicos más rancios de la Guerra Fría para construir un blockbuster a la medida de su protagonista: una glamourosa Angelina Jolie que pone morros y puños al servicio del gobierno.
Conspiranoia alucinada, supervillanos de serial, golpes dramáticos de telenovela… Ante un material tan descabellado, el director opta por la solución más equivocada: la sobriedad y la pulcritud narrativa; cuando debería ser todo lo contrario: tan alocada y desprejuiciada como puedas. ¿Qué hubiera hecho alguien como McG, autor de esos monumentos a la diversión veraniega que son los dos ‘Ángeles de Charlie’, con esta película? 4.