‘Raphael’, la enfermedad

Tanto han influido La Hora Chanante y Muchachada Nui en la cultura popular española que ya no se puede ver un biopic o similar sin pensar en los Celebrities de Joaquín Reyes. Mala elección del director Manuel Ríos San Martín ha sido comenzar su miniserie de dos episodios sobre Raphael con un fragmento de su versión teatral de ‘Doctor Jekyll y Mr Hyde’: en cada plano parecía una parodia (y todavía no habíamos llegado a lo de «¿has llamado a Bisbal, a Olvido y a Bunbury?»), de manera que el primer aviso de enfermedad grave en la vida del cantante era recibido entre risotadas por el espectador.


La idea ha sido esa: centrar la miniserie en la enfermedad que Raphael sufrió a principios de la década de los 00, que le llevó a requerir un trasplante de hígado. Se recuperan planos de su infancia y su juventud, pero en la mayoría de los casos hacen referencia a la superación del artista con el mundo en contra: «soy pobre, pero hago a mi familia rica», «no gano Eurovisión, pero me reciben como si sí», «no gusto en México, pero les conquisto». Raphael está encantado con los episodios y ya ha dicho que cuando los vio lloró «de alegría». Como toda historia de superación, es bonita. Lo malo es que ya hemos visto muchas y aquí se ha desperdiciado tontamente la oportunidad de mostrar algo que no hemos presenciado tantas veces a las cuatro de la tarde en la misma cadena: las razones que han llevado a Raphael a terminar siendo un artista tan misterioso y raro, casi un freak, pero siempre fascinante y único en el mundo

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Un par de momentos han remitido torpemente al cine de terror en este primer episodio. Y ha sido casi el único acierto en medio de una serie de flashbacks sin ningún tipo de protagonismo por los que han pasado visto y no visto Manuel Alejandro, la infancia de Raphael llena de éxito o su despegue a nivel nacional (¿no había otra cosa que enseñar que a Raphael cantando en un Talgo?). El gag militar y la aparición de Rocío Jurado directamente parecían tomas falsas de Martes y 13, Cruz y Raya o Los Morancos.

Juan Ribó y Celia Castro interpretan a Raphael y su esposa Natalia Figueroa durante la enfermedad y (el por lo menos muy guapo) Félix Gómez y Diana Palazón, de jóvenes. No es esta última la mejor elección, pero de momento le ha tocado la única frase del guión que aporta algo sobre lo que pudieron ser los 60 en España: a ella quien le gustaba era Serrat por su «compromiso social y falta de ñoñería». Único descubrimiento interesante en este desaguisado que además todo el mundo ya sabe cómo va a acabar.

Calificación: 2/10
Destacamos: que ha salido ‘Yo soy aquel’. Enorme.
Te gustará si te gusta: Muchachada Nui
Predictor: después del 3% de share de ‘El marco’, la cadena interpretará el resultado, sea cual sea, como el braguetazo del año.

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Publicado por
JNSP
Tags: raphael