¿Cómo habéis llegado a un disco tan distinto a ‘Pío pío’? Cuando asumíamos que Single era un grupo influido por la música negra y Jamaica, habéis sorprendido con otra cosa totalmente diferente.
Detecto un punto de decepción (risas).
No, más que nada de sorpresa.
A lo mejor habíamos dado muchas pistas de que nos gustaba la música jamaicana, pero también nos gustan mucho otras cosas. Ahora, por ejemplo, tengo muchas ganas de hacer un disco de música disco. Este disco salió así por una serie de circunstancias. Empezamos a hacer las canciones en 2008 y queríamos algo introspectivo, no jamaicano, porque ‘Pío pío’ requería de muchísimos samples y trabajar con programas. Terminamos muy cansados de él porque todo el disco era cortar, pegar, sampleos… Nos apetecía componer a la antigua, no enfrente del ordenador. Era una reacción necesaria, casi terapéutica. Nos cansamos mucho de ‘Pío pío’.
Por eso ‘Mr Shoji’, que también sería de 2008, teníais claro que no entraría en el disco…
Sí, nos parecía que no tenía nada que ver con lo que teníamos planeado para el segundo, pero la canción nos gustaba mucho y queríamos sacarla. Así que decidimos sacarla en formato jamaicano, de single de los 80, con cara A cantada y cara B sin cantar. Por eso elegimos ese formato.
¿A veces os sentís obligados a sorprender, incomodar, hacer algo radicalmente distinto?
Sí lo decimos, pero para nosotros. Lo que esperamos es no aburrirnos nosotros. Yo esto lo hago para mí e Ibon lo hace para sí mismo. No tiene sentido para nosotros repetirnos. Hay gente que lo interpreta como un desafío y nada más lejos. Lo que me da pavor es aburrirme yo. No hay intención de provocar. Somos más egoístas que eso. Por supuesto lo hacemos esperando que a alguien le llegue y lo quiera compartir, pero de verdad, si haces estas cosas es para ti mismo. Si quisiéramos agradar a otros, estaríamos haciendo discos de Le Mans y sería un poco triste, a mí eso no me apetece.
‘La cama’ y ‘La ola’ recuerdan un poco a ‘Fin’, ¿te desagrada que se compare lo que hacéis ahora con Le Mans?
No, lo veo lógico, somos las mismas personas. Reconozco que preferiría que no sonara a Le Mans, pero es inevitable. A mí también me recuerda a Le Mans, ¿eh? De hecho si no estuviera Genís, sonaría más a Le Mans. Que contribuyera Genís nos parecía necesario porque estábamos sonando demasiado «lemansianos» y nos parecía rancio. Rancio en el sentido de volver a nosotros mismos en el pasado. Sobre si nos molesta, es como si te dicen que eres morena. Pues es que es lo que hay.
A veces es evidente lo que hace Genís, como esas maquinitas en la canción ‘Monólogo interior’, ¿pero hay algo que sea suyo en el disco y no lo parezca?
Lo primero que me viene a la mente es que en la primera canción, ‘Todo cambia en un instante’, al final hay unos acoples que parecen un sinte suyo y realmente es la guitarra de Ibon con un imán. De hecho, creo que en esa canción Genís no hace nada, salvo un eco que se oye un poquito.
La primera pista se llama ‘Todo cambia en un instante’ y la última ‘Un breve instante’. ¿Habéis querido dar al disco un punto conceptual sobre «cómo cambia la vida en un momento»?
Hay algo de eso, sí, pero más que un concepto era un poco por copiar a Brigitte Fontaine. Estábamos escuchándola mucho. Este tipo de artistas que cogían la misma canción, retomaban una canción en otra canción… Este disco es más querer copiar a Brigitte que buscar un concepto. Pero sí es verdad que es más unitario que el anterior.
¿Hasta qué punto cerráis un concepto artístico antes de trabajar en torno a él y a partir de él desecháis ideas o tomáis otras?
En este disco teníamos antes que nada el título, me apetecía llamarlo así, ‘Monólogo interior’, no sé si en contraste a ‘Pío pío’ o qué. En ‘Pío pío’ no pasaba eso. Allí teníamos unas canciones que terminaron en una especie de contenedor. No tenemos una forma de trabajar muy concreta, unas veces podemos funcionar de una forma o de otra. Nos gusta cuidar las cosas, eso sí, pero los enfoques son muy distintos, uno más conceptual que otro, pero no con la idea de «vamos a hacer un disco conceptual».
¿Descartáis canciones?
Sí, algunas sí. En general no tenemos muchas ideas, no somos tan prolíficos, no hacemos cien canciones. Pero sí algunas no nos parecen tan buenas y se quedan en el camino. Hay un par de canciones para las que llegamos a grabar algo y al final las desechamos.
A veces dais imagen de grupo «arty», pero también parece que os reís de eso, como en la letra de ‘En el restaurante’, que parece muy divertida, como de broma.
¿Te parece divertida? Me encanta que digas eso.
¿En realidad es un drama?
Me acaban de decir en otra entrevista que esa letra es como una bofetada y me he quedado un poco cortada. No es un drama, pero yo sí que creo que hay que reírse de un drama. Explica una relación en la que después de tres años te encuentras en un sofá y dices: «¿pero qué hago yo aquí con esto?». La canción es eso. Hablabas del tema arty. Me interesa bastante poco ser un grupo arty y a Ibon creo que tampoco. De verdad. Tampoco me apetece ser un grupo que no cuida lo que hace. Intento que las letras me gusten. Si no están mejor es porque no las sé hacer mejor. Y tampoco me tomo muy en serio. No soy poetisa, ni escritora… Yo hago las letras porque algo tengo que cantar y nadie las va a hacer por mí. Lo considero una especie de oficio que me divierte. ¿Qué es un grupo arty?
Hay grupos que igual te gustan por la música, pero luego las letras son un desastre, o la estética, o el diseño o los vídeos… En vuestro caso, todo parece cuidado al milímetro y parece tener un fondo conceptual. Más o menos creo que me has contestado.
¿Sí? ¡Me alegro!
¿’Posponías’ trata sobre los retrasos que suelen sufrir vuestros discos?
(carcajada) ¡Pues no! No lo había pensado, pero se puede aplicar a todo y a esto también. Genís ha puesto unos coros «pos-posponías» que meten el dedo en el ojo. Está escrita para mí misma, pero es la primera vez que me pasa en toda mi carrera que alguien me dice que se identifica con alguna de mis canciones. Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca ningún amigo ni nadie me había dicho que se identificaba con alguna canción mía y esta vez nos está pasando con amigos y gente que no es tan amiga.
En Single es muy interesante hablar de las estructuras de las canciones. En este disco hay vals y pasodobles, ¿verdad?
Hay varios vals, ‘La ola’ y los ‘Pensamientos’ son tres por cuatro, como ‘Algo pequeñito’ de Daniel Diges. En el pop no abundan los tres por cuatro. Yo no sé si esto es pop o no, pero sí, esto es un tres por cuatro. Luego, ‘Fotos’ sí que tiene un aire a canción española, no sé si a pasodoble o algo así. Nuestro disco nos lo imaginábamos como en una orquesta de pueblo.
Bueno, ‘Shoji’ nos parecía un blues y ‘Pensamiento’ un estándar de jazz. Eso no es tan plaza de pueblo…
Anda, ¡qué risa! Lo voy a escuchar con esos ojos. Pues vamos a hacer versiones de Diana Krall. Aborrezco a Diana Krall. Es como la Nouvelle Vague del jazz.
También este un disco más teatral, ¿no?
Es el más teatral de los discos que hemos hecho. Cuando lo hacíamos pensábamos en Ingrid Caven, que era una actriz favorita de Fassbinder, y de hecho se casó con él. Era pequeñita, guapísima, cantaba como cabaret de entreguerras con un aderezo muy teatral. Influidos por ella, a lo mejor esa idea ha quedado. Que fuera teatral me apetecía.
¿El directo seguirá el formato de vuestra gira anterior?
Sí, será parecido. Lo único, que haremos directos Ibon y yo solos para poder ir a más sitios. Por ejemplo, si nos llaman de Salamanca, igual van unas pocas personas a vernos y no nos contratan o no nos compensa ir tantos, pero igual a Ibon y a mí solos sí nos compensa.
Antes mencionabas a Brigitte Fontaine, pero también hemos pensado en John Cage como posible influencia. Hay pianos que son muy clásicos, sobre todo en el final de una de las canciones…
¿’Fotos’?
Exacto.
En este disco nos apetecía abusar del piano, meter piano a troche y moche. Nos apetecía mucho. Hay pianos que yo creo que son de lo más bonito que hemos hecho en nuestra carrera. La inspiración viene más de Nina Simone, que tocaba el piano maravillosamente.
¿Cómo encaja la versión de ‘Gracias a la vida’ en este disco? No parece que esté justo en medio del disco por casualidad. Es realmente la más comercial, ¿pero nunca habéis pensado en dejarla fuera porque no pegaba?
Para mí tiene que estar. Nos parecía que el disco estaba quedando demasiado denso, demasiado triste. Venía bien como para destensar, que fuera más un caramelo. Está deliberadamente metida y está ahí por eso. Hay gente que lo ve como un petacho, pero a nosotros nos gusta.
¿No habría quedado mejor ‘Oda a los negros’ en el primer disco?
La veo muy de este disco.
Me refiero a la letra, que es negra, negra.
Es una oda a la raza negra, que son hermosos, hombres y mujeres, y nadie hace oda a los negros. No sé por qué no se les canta más veces a esta gente. Esta resulta que es un tango, igual es un poco raro. Pero es que la primera estructura de la canción era un tango y a mí con el tango lo que me salió es alabar la raza negra.
¿Cómo convencéis a Javier Aramburu de que os haga las portadas? Público sacó un artículo sobre el cabreo que tiene Jota porque ya no les hace portadas…
¿Pero esto es actual? Será de hace tiempo.
Sí, creo que sí es actual.
No lo sabía. Sé que a Javier se le enfadaron un montón de grupos porque dejó de hacer portadas. Nosotros es que no le pedimos que nos las haga. Creo que son como regalos que nos hace. Yo estoy feliz porque a lo mejor porque hace pocas, ¡menudas las que hace! Puede ser que al no estar haciendo tantas, la que hace, la haga muy a gusto y eso se nota.
¿Esta es de 2008, no? ¿La visteis entonces o la habéis visto ahora?
Sí, está pintada en verano de 2008. La vimos entonces.
¿Os ha podido inspirar, ya que salió antes de las canciones?
Igual sí. Javier hizo la portada cuando ya estaba el título. Le dije que ya tenía el nombre y me dijo: «ay, dime, dime, dime». Aunque no estoy segura de si teníamos algunas canciones cuando vimos la imagen o fue simultáneo o después. Soy mala para las fechas, no lo sé.