Escrito en su totalidad por ella misma o en colaboración con Rachelle Garniez, compañera de Elson en The Citizens Band, el álbum comienza de manera magnífica, aglutinando sus mejores canciones y ofreciendo sus señas de identidad de manera clara. Rodeada por una superbanda que incluye a Jack Lawrence (bajista en The Dead Weather), Carl Broemer (pedal steel de My Morning Jacket) y el propio White a la batería, despliega ambientes oscuros de murder ballads (‘Lunasa’, ‘Stolen Roses’), country vodevilesco (‘100 Years From Now’, ‘Cruel Summer’), blues gótico (‘The Truth Is In The Dirt’) y psicodélico (‘Pretty Babies’) para las masas que conforman el esqueleto de una obra que, sin evitar los tópicos estilísticos y en contra de lo que ocurre con los proyectos de White, suena heterogénea y variada, aportando un toque diferenciador a cada canción.
No todas funcionan a la perfección y transcurrida la mitad de sus 42 minutos, tras el lapso folk (con un punto stoner) de ‘Garden’ o ‘The Birds They Circle’, el insulso medio tiempo ‘A Thief At My Door’ supone un claro bache que la delicada ‘The Last Laugh’ y la intensidad épica de ‘Mouths To Feed’ enmendan al final de un álbum especial, que acierta aportando un toque de sofisticación a géneros eminentemente tradicionalistas y que no solo pone de relieve la misteriosa y bella voz de Karen Elson sino que, con su poderosa imagen fantasmal (que explica por qué el título del álbum era su apodo en el colegio), lleva a fantasear con ella como un posible e interesante relevo para eminentes damas de la canción norteamericana como Lucinda Williams o Gillian Welch.
Calificación: 7,3/10
Lo mejor: ‘Pretty Babies’, ‘The Truth Is In The Dirt’, ‘The Ghost Who Walks’, ‘Lunasa’
Te gustará si te gusta: The Handsome Family, Neko Case, Roseanne Cash
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