Sufjan Stevens / The Age of ADZ

¿Es ‘The Age of ADZ’ la obra maestra definitiva de Sufjan Stevens o un peñazo de dimensiones biblícas? Ni una cosa ni otra, aunque a ratos parezca que se acerque peligrosamente a lo segundo. El disco está basado en los dibujos y escritos de Royal Robertson, un tipo que se llamaba a sí mismo “profeta” y que se desquició después de que su mujer le dejara por otro. Su obra, perturbada y colorista, usa la estética de los cómics de superhéroes y ciencia ficción y mezcla visiones espaciales, proféticas y misóginas con continuas invectivas contra su ex mujer.


Sufjan, que ha cantado a ovnis, zombies y superheroínas sexys, no anda muy alejado del mundo alucinado de Royal Robertson; ambos usan una imaginería de serie B para tratar temas trascendentales. Sufjan ha cimentado el disco sobre una estructura electrónica deliberadamente demodé, con reminiscencias a películas antiguas de ciencia-ficción, aunque no faltan vientos, flautas, guitarras ni coros de boy-scouts angélicos (no busquen banjos, por eso). Con esta base, crea un álbum sobre el deseo, la ausencia (del amigo, del amante), el abandono, el despecho y el anhelo del castigo divino purificador.

No queda claro hasta qué punto Sufjan se pone en la piel del personaje o se limita a usarlo para poder exponer sus propios demonios personales, pero el resultado es un disco desbordante, excesivo e irregular, algo plúmbeo por momentos, pero alucinado y alucinante en otros, de texturas menos cómodas y previsibles que las de ‘All Delighted People‘, poblado por canciones que no se nos ofrecen a la primera, que resisten los embates iniciales, que se pretenden antipáticas e insolentes. Cuesta atraparlas, sí. Cuesta que te atrapen, también. Pero lo acaban haciendo. Lo que en ‘Illinois’ era inmediatez technicolor, aquí es perseverancia virada en tonos sombríos, pese a que el inicio con la acústica, breve y delicada ‘Futile Devices’ puede despistar. Los arreglos imposibles o el tratamiento que imprime a las voces, muchas veces distorsionadas, a veces ahogan las canciones y pueden echar para atrás (como en ‘Too Much

’, que se acaba volviendo irritante), pero la mayoría emergen victoriosas del tratamiento, como es el caso de ‘The Age of ADZ’, que explota gracias al choque entre trompetas, coros apocalípticos y acordes de film de marcianos.

Quizás el tramo medio se resienta un poco y pase algo desapercibido, aunque ‘Now That I’m Older’ tiene un inicio sobrecogedor o el estribillo de ‘Get Real Get Right’ se acaba enganchando al cerebro. Pero es en los últimos temas cuando el disco alcanza dimensiones titánicas: ‘Vesuvius’ es lo más próximo a la intimidad de ‘Seven Swans‘, a pesar de que se acabe desatando en furia milenarista y ‘I Want To Be Well’ acaba con un Sufjan cantando rabioso: “I’m not fucking around!”. Finalmente, la estrella de la función es el tema de 25 minutos que cierra el disco, ‘Impossible Soul’, aunque tiene trampa; más bien se trata de cinco canciones encadenadas por interludios instrumentales. Como si fuera una opereta espacial, nuestro protagonista interpela a su amante y a él mismo, una deidad bajada del cielo le conforta, nuestro héroe vuelve «autotuneado» para que, acto seguido, los coros de boy-scouts estelares tomen el control en lo que es el momento cumbre de la obra, un instante de optimismo iluminado tras tanta angustia psico-espacial. Ahí la cosa ha cogido tanta carrerilla que ya dan igual los arreglos de teclado barato; sólo te apetece levantar las manos y celebrar la salvación de tu alma a manos de Super Sufjan. Una vez redimidos, se despide con otro suspiro bello y acústico, tal cómo ha empezado. Paz de nuevo.

Calificación: 8/10
Temas destacados: ‘Futile devices’, ‘The Age of ADZ’ ‘Vesuvius’, ‘I Want To Be Well’, ‘Impossible soul’.
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Escúchalo: NPR

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Publicado por
Mireia Pería