Sigue siendo una gozada ver a Chinarro ya de buen humor permanente, contando que el aniversario de la Fnac casi coincide con su cumpleaños y el de su padre o bromeando sobre que la supervivencia de estas tiendas se deba a Apple.
Entre las varias nuevas canciones que sonaron, se escucharon ‘Las mujeres del siglo XX’, en la que Luque se pregunta qué tribu urbana sobrevivirá al holocausto (algunos la recordarán de los días de Boquerones en Vinagre); y ‘Vacaciones en el mar’, que relata una búsqueda en Google Earth. Ambas suenan muy poperas (al menos más que la de «Murcia va a desaparecer») y Antonio se preocupó de preguntar si se entendían las letras, todo para sentenciar antes de ‘Esplendor en la hierba’: «Esta todavía no sé de qué va… como su propio nombre indica».
La Habitación Roja aprovecharon su hora de concierto para tocar muchas de sus canciones más conocidas, comenzando con ‘Agujeros negros’, colocando hacia el principio ‘Posidonia’ y dejando para la segunda mitad ‘Voy a hacerte recordar’, el nuevo single ‘Febrero’ o ‘El eje del mal’. El cantante salió dispuesto a darlo todo y, como veis, terminó tirándose al público durante la final ‘Cajas tristes’, aunque lo mejor fue la anécdota que contó Pau Roca: al teclista del grupo le pillaron en su momento robando un disco en la Fnac. «Y encima era de Counting Crowds».
Para terminar, salieron al escenario Delorean, después de que ellos mismos ayudaran a resolver un problema técnico. No se sabe lo que les pasó, pero no fue tampoco un show todo lo bueno que pudo haber sido, algo preocupante si recordamos el mal sonido que tuvieron también en el Sónar. El problema en La Riviera fue el mismo: graves molestos y falta de nitidez y contundencia en los samples. Una pena porque la combinación de temas de ‘Ayrton Senna‘ y ‘Subiza’ que llevan es espectacular (esta vez no sonó ‘As Time Breaks Off’) y el público acude con muchas ganas de pasarlo bien. A pesar de todo, un espectáculo, como siempre, ver al «teclista» (en la imagen principal) balanceando su mesa como si estuviera a punto de caerse, y dando saltos y levantando las manos en cuanto tiene tiempo. Incluso en condiciones malas, siguen siendo grandes.
Fotos: Iñaki Espejos de Surfer Rosa. ¡Gracias!