Era difícil presentar en concierto ‘Into The Great Wide Yonder‘, su último disco, algo menos inspirado y bastante intrincado para el público general. Tras un comienzo instrumental no tardaron en caer las primeras canciones vocales como ‘… Even Though You’re With Another Girl’ o ‘Sycamore Feeling’, manteniendo una niebla densa de subidas y bajadas controladas muy gustosas, en las que es imposible disimular su excitación melódica. Algo más deslucida quedó ‘Tide’, cosa que no pasó con las instrumentales ‘Vamp’, la emocionante y sobrecogedora ‘Miss You’, o la atronadora ‘Silver Surfer, Ghost Rider Go!!!’, con la que es fácil imaginar una carrera por el desierto dentro de un Ford Mustang del 65. El único bis corrió por cuenta de esa joya indestructible que es ‘Moan’ y que fue puro éxtasis final para la sala, tras más de 90 minutos de buen gusto y de aire a banda sonora.
Anders Trentemøller ocupa un lugar en la escena muy marcado hacia la electrónica pero que en directo discurre entre lo orgánico y lo programado, consiguiendo unificar ambas corrientes y descolocando a los asistentes sin saber cuál de las dos opciones prevalece. A la felicidad entre lo analógico y lo digital. 8,5.