Más o menos puntuales, el tema con el que abrieron fue ‘Dance Yrself Clean’, que es también la canción con la que empieza su último disco. A este le siguió la vitoreada ‘Drunk Girls’, todo un himno generacional. Vamos a beber y a bailar, ya que estamos todos jodidos. ¡Y que siga la fiesta! Con la tercera canción, LCD empezaron a recordar viejos álbumes con canciones como ‘Get Innocuous!’, ‘Yr City’s A Sucker’ o ‘Daft Punk is Playing At My House’, todas ellas celebradas por un público de manos alzadas, cuerpos sudorosos y euforia a raudales, sobre todo ‘All My Friends’, hit donde los haya y que hizo que muchos de nosotros bailáramos en comunión haciéndonos amigos de cualquiera que se encontrara a menos de un metro. Sin duda el momento más ruidoso de la noche llegó con ‘Movement’, donde metieron decibelios hasta casi reventar los tímpanos de todos los allí presentes que lo disfrutamos, claro que sí. Sí, sí, sí o ‘Yeah, Yeah, Yeah’, otro de los hits fáciles de LCD, que cualquiera aunque no sepa ni decir hola en inglés puede tararear.
Llegaron los bises y con ellos ‘Losing My Edge’ y la canción final del disco y también la final del concierto, ‘Home’. Supongo que por aquello de establecer un principio y un final paralelo a su último álbum y cerrar así el ciclo. Se encendieron las luces y empecé a notar el agradable dolor que proporciona ese pitido que escuchas al final de un concierto y que te indica sin lugar a dudas que te lo has pasado bien. Más que bien. Miriam Arcera.
Foto: Quique López en Flickr. ¡Gracias mil!