El libro comienza con un prólogo de 15 páginas en las que Ordovás hace un breve recorrido por los últimos 50 años de la música. Se parte de Los Brincos y su idea rompedora de sacar un disco sin versiones como «piedra filosofal del pop nacional» y se llega hasta el día de hoy pasando por supuesto por el Rastro y la Movida, las producciones de Fernando Arbex, los toques de atención que recibía Radio 3 por pinchar música tan poco comercial o los tiempos en que no sólo Ramoncín hacía buena música sino también Teddy Bautista en Los Canarios, insólitos para los lectores de Menéame.
El mensaje final del prólogo es un tanto pesimista, pues Jesús Ordovás concluye que los mejores discos se hacían «hace veinte, treinta, cuarenta años» (el último reseñado es ‘Tu labio superior‘ de Christina Rosenvinge, pero hay poco material de los 00), aunque lo importante viene después: una muy buena selección de álbumes, a disco por página con foto y dos o tres párrafos explicativos, a través de la que recordar discos históricos (Los Bravos «en las nubes») y descubrir otros que siempre te dio pereza escuchar o no conocías.
La selección está completamente exenta de prejuicios y verás a Najwajean exactamente al lado de Sabina o a La Mala al lado de Juan Perro. Además, el locutor se ha decantado a veces por alguna decisión polémica. De Los Planetas ha escogido ‘Unidad de desplazamiento’; de Manu Chao, ‘Próxima estación: Esperanza’; de Astrud, ‘Performance’; de Carlos Berlanga, ‘Impermeable‘… lo cual siempre es interesante.
Si te fijas en la portada no se incluye el número 100, porque Jesús Ordovás ha incluido en realidad 200 discos. Al término de los 100 principales en orden cronológico, encontrarás un anexo titulado «caras B» con otros 100 álbumes. Y ahí aparecen citados álbumes descartados de Single, Le Mans, Miqui Puig, Triángulo de amor bizarro, Hidrogenesse, La Casa Azul, El Guincho, La Bien Querida, Delorean, Punsetes, Russian Red, McNamara, Nosoträsh, Alejandro Sanz o Manta Ray. Como siempre, diferirás, querrías que algunos de estos discos estuvieran entre las 100 «caras A» y echarás de menos cosas que ni siquiera aparecen mencionadas. Pero no se trata de que Ordovás calque tus gustos. Este libro, que ha dejado fuera recopilaciones, ofrece más bien la posibilidad de descubrir finalmente cuáles eran los discos de estudio destacados de grandes del pop como Raphael, Marisol, El Dúo Dinámico o incluso Julio Iglesias. Ahí es donde la experiencia de alguien con tantos años de recorrido puede serte verdaderamente útil. 8.