Es fácil desgranar fallas típicas y tópicas en el metraje de la serie. La primera, esa duración infinita, esos capítulos pensados para durar 90 eternos minutos (publicidad incluida) y esa cosa tan nuestra de alargar escenas hasta límites insospechados. Pero es que, una vez aceptado ese, comienzan a sucederse otros: en cinco minutos teníamos a los protagonistas en la ducha, haciendo bromas socarronas sobre el tamaño de la cola de un cura; una embarazada llorando encaramada a un wáter; una niña pequeña medio callada que a veces da mal rollo y que sirve de hilo conductor de la historia; un pedo; una especie de andaluza gaciosísima al más puro estilo de La Juani en ‘Médico de Familia’… Al final, ‘El Barco’ únicamente ha tenido un elemento diferenciador: hemos visto pezón femenino. Vamos avanzando.
Dejando a un lado este mal sabor de boca, y las carcajadas que hemos soltado al asistir, ojipláticos, a la presentación de un polizón llamado Ulises, ahora toca hacer balance. La serie se ha vendido como una trama filosófico-científica al más puro estilo de ‘Lost’, pero todos tenemos en mente lo que vamos a ver: un culebrón de jovenzuelos y de tripulación marina enrollándose a diestro y siniestro, mientras dos subtramas ponen el toque característico a la serie. Por un lado, tenemos al profesor de supervivencia, con una historia un tanto siniestra detrás. Y por otro, tenemos la subtrama científica, que involucra a partes iguales la tormenta perfecta, el gran colisionador de hadrones y los experimentos científicos que dan lugar al fin del mundo, y que es la que realmente está promocionando Antena 3.
¿Queremos realmente que esa subtrama pase a ser la principal? Pues no está muy claro. Por un lado da morbo ver a los guionistas salir de ese jardín de espinas en el que se han metido, pero por otro uno no sabe si algunos actores estarán a la altura a la hora de cambiar el registro de comedia romántica. Mientras que Marina Salas destaca entre los alumnos con un papel facilón pero efectivo y Juanjo Artero e Irene Montalá llevan con bastante dignidad el peso adulto de la serie; no queda del todo claro si Mario Casas y Blanca Suárez estaban mareados en el primer día de rodaje o es que son incapaces de actuar más allá de esa última escena vergonzosa, sonrojante y prescindible a partes iguales. Porque sí, señores: aunque estemos en pleno mundo posapocalíptico, después de la tormenta siempre llega la calma, y nunca es mal momento para una buena sesión de culito-braguita con bien de manguerazos, torsos desnudos y camisetas mojadas. El no va más.
Calificación: 5,5/10
Destacamos: que, a pesar de sus carencias, engancha un poco. Y el título del primer capítulo ‘5 horas para el fin del mundo’. Que levante la mano el que no se haya acordado de Chico y Chica.
Te gustará si: te hubiese molado que ‘Lost’ fuese un invento cañí, esperabas que ‘Flashforward’ tuviese una explicación racional y aguantaste todas las temporadas de ‘El Internado’.
Predictor: Es muy probable que funcione, aunque solo si son capaces de equilibrar el culebrón con la trama, por decirlo de alguna manera, seria.