Resultaba descorazonador el hecho de que, a pocos minutos del concierto de Hercules & Love Affair, la sala estuviese prácticamente vacía. No es que la banda formada en torno a Andy Butler sea ampliamente conocida en nuestro país, pero tras el pepinazo del disco anterior (deben quedar pocas salas en España en las que no haya sonado ‘Blind’), cualquiera esperaba un poco más de afluencia de público.
Es posible que a los neoyorquinos les cueste ahora un poco deshacerse de la alargada sombra de Antony Hegarty, que colaboró en el primer LP, pero lo cierto es que, como ya demostraron en el anterior concierto, no les hace demasiada falta. La composición actual incluye a Andy Butler y Mark Pistel a los platos, ordenadores y teclados; y a Kim Ann Foxman, Shaun Wright y Aerea Negrot a las voces, que se las apañan para hacerse con el público desde el primer minuto del show, ya sea a través de sus estilismos o de su descaro, mientras Butler y Pistel se mantienen en un discretísimo segundo plano.
Concebido prácticamente como una sola canción, el concierto no da tregua a los asistentes. Se puede criticar que Butler deje para el final sus dos singles más reconocibles, pero por suerte al final uno se da cuenta de que el espectáculo va in crescendo, a pesar de que el público parezca escasamente interesado en escuchar algo que no sea el hit. ‘Falling’ ejerce como apertura perfecta y como presentación del ‘Blue Songs’
, pero el posterior combo de ‘Athene’ y ‘Raise Me Up’ no funcionó tan bien como se esperaba, a causa de un sonido bastante malo que a veces impedía a los temas desarrollar todo su potencial. No obstante, el grupo se ganó al público con la pequeña versión de ‘Showing Out’ de Mel & Kim, aunque ‘Classique #2’ enfrió un poco el ambiente (a pesar de tratarse de una canción como la copa de un pino).Algo muy loable, eso sí, es que los encargados de poner voz al proyecto no pararon ni un minuto: Shaun Wright no dejó de mover el turbante de cuero mientras bailaba algo entre el ‘Vogue’ de Madonna y el para-para; y Aerea Negrot no permitió que su brazo escayolado le fastidiase la noche, poniéndole bien de lentejuelas por encima y sin parar de animar al público hablando en español constantemente, e incluso cambiando parte de las canciones y traduciéndolas. Esto ayudó a recuperar a un público algo desinflado tras el ecuador del concierto, preparándolo para la traca final. Andy Butler supo jugar muy bien sus cartas en ese momento, encadenando ‘Step Up’, ‘My House’, ‘Blind’, ‘I Can’t Wait’ y ‘You Belong’ en un fin de fiesta absolutamente espídico que inevitablemente dejó a los asistentes con ganas de más. Y con la sensación de que el concierto había durado poco. 7,5