‘Diamantes’, a mi juicio, es un punto y aparte dentro de vuestra discografía. Por momentos, como en ‘Perlas’, os mostráis más melódicos, más luminosos, más pop en definitiva. Queda la impresión de que es vuestro álbum menos abstracto, donde más directos sonáis. ¿Qué factor ha provocado este cambio?
Álbaro: «Poco a poco vas encontrando tu estilo, y avanzando hacia lo que quieres, y en este disco teníamos claro un concepto, que era hacer las canciones con los menos elementos posibles, que no fueran tan cargadas como en anteriores trabajos, donde tenían muchas pistas. Hemos querido hacerlo de la manera más simple, y es la dirección que hemos intentado tomar con todas las canciones. En otros discos, las resolvíamos cada una a su manera, sin pensar en el conjunto del disco, y ahora por primera vez a la hora de acabar una canción hemos pensado antes en el disco. El disco gira en torno a una idea, y antes cada canción giraba en torno a sí misma».
Desde el primer corte hasta ‘Dime que nunca lo has pensado’, el disco es bastante uniforme tanto en la música como en las letras, pero luego sufre un cambio importante en ‘MGMT’, ‘Cisne de cristal’ y ‘MDMA’, donde todo es mucho más tranquilo y atmosférico. ¿Qué os pasó ahí? ¿Os cansasteis de pisar el acelerador?
Raúl: «A la hora de hacer el orden del disco, intentamos buscar cierta coherencia, y quisimos darle importancia a que las primeras canciones fueran las más contundentes y dejar las más tranquilas para el final».
A: «El grupo tiene dos caras que se han mostrado en casi todos los discos. El primero tiene canciones como ‘Lehiotik’, ‘Chemical Lovers’, o ‘La Muerte De Un Trompetista’, que son tranquilas; y luego hay otras más agresivas como ‘Motel’ o ‘Ye Ye Yee’. Básicamente, creo que mantenemos esos dos lados, nos balanceamos entre dos mundos. Por un lado el más de pisar el acelerador y por otro el más atmosférico y onírico».
¿Por qué un título como ‘MGMT’? ¿Tiene alguna relación con el grupo?
A: «En un principio la canción tenía 16 minutos, y nos recordaba bastante a una de MGMT, por su estructura, espíritu y demás. Es un grupo de los que más nos han gustado de los que hay ahora, y en el local de ensayo la llamábamos así. Cuando llegó la hora de ponerle título decidimos mantenerlo, aunque no guarde relación con la letra».
Otro aspecto del que se da uno cuenta al escuchar vuestro nuevo disco es que todo suena mucho más orgánico, que vuestra faceta electrónica ha pasado a un segundo plano. ¿Tomasteis esa decisión conscientemente o ha sido algo natural?
R: «Cuando fuimos a grabar este disco teníamos claro que las baterías las queríamos grabar. En ‘La Gallina’ hay pocas baterías grabadas, la mayoría son pistas disparadas. Con las guitarras queríamos trabajar lo menos posible con loops, que fuera una pista desde el principio hasta el final; editarlas lo menos posible, y lo mismo con los sintetizadores. ‘La Gallina’ tiene bastantes loops, y en algunos aspectos las canciones son bastante cíclicas. Hemos querido darle un toque más orgánico a las canciones, y también tratar las voces con menos efectos, de manera que se oigan de un modo más natural».
Aunque hablábamos de una mayor luminosidad en vuestra música, las letras siguen siendo bastante crudas y surrealistas. ¿Tiene que tener un punto de amargura hasta el momento más dulce?
A: «Bueno (risas), sí, claro, evidentemente. A diferencia de las letras de otros discos, creo que estas son menos crípticas y surrealistas, son más claras que en otros trabajos. Hay muchas que surgen de bajonazos».
Las versiones que hay en el disco se hacen difíciles de reconocer ¿Es una de ellas de John Cale?
A: ‘Sí, es una versión de John Cale, del ‘Paris 1919’. Nos gustaba muchísimo la canción y queríamos hacer una versión de un tema no muy conocido, y esta nos venía muy bien. Cuando tradujimos la letra, no había por dónde cogerla. Si nosotros hacemos letras surrealistas, ya ni te cuento lo de este tío, entonces hice una letra nueva. No se reconoce mucho la versión, al igual que la de ‘On the Floor’. Cuando hacemos versiones, cogemos el elemento más característico de la canción, y lo demás lo eliminamos; hacemos otra canción».
R: «El último medio minuto de nuestra versión es inventado por nosotros, no está en la original. Es una licencia que nos hemos tomado».
Y hablando precisamente de ‘On the Floor’ (versión de We Are Standard), me resulta curioso el momento al comienzo de esta, en el que cantáis ‘ayayay’. Me recuerda al estilo de cantar de Germán Coppini en su etapa con Siniestro Total. ¿Se os había pasado por la cabeza?
A: «(Risas) El otro día me dijeron que recordaba a McNamara, vaya pareja con la que lo han comparado. Cuando empezamos a hacer esta versión, le quisimos dar otro enfoque. No sé por qué la canté así, tal vez llevaba una copita de más y le di otro rollo más, no sé…»
Cristina: «Más fresco…»
A: «Sí, no sé, igual te sueltas más con canciones que no son tuyas. Fue algo totalmente espontáneo, llegó el momento de ponerse a cantar y salió así. Como en un principio no teníamos pensado publicarla, estábamos más relajados, luego el resultado nos gustó mucho y nos pareció divertido y original incluir una canción de un grupo de ahora y aquí, con el que compartes escena. Da la sensación de que aquí miramos fuera a la hora de hacer versiones».
En la época en la que nacisteis como grupo, y hasta más o menos vuestro primer disco, había grupos como El Hombre Burbuja o Manta Ray, con los que teníais puntos en común; pero hubo un tiempo, entre aproximadamente vuestro segundo y tercer disco, en el que estos se disolvieron y podría parecer que estabais un poco solos. En cambio, ahora hay bandas en auge como Triángulo de Amor Bizarro, Los Punsetes, Nudozurdo o Edredón, con quienes también se puede decir que sois afines. ¿Os sentís actualmente mejor acompañados? ¿Goza de buena salud la escena actual?
A: «Aunque todos somos de diferentes pelajes, sí, se nota que hay grupos que se mueven por el lado más oscuro del indie, y eso refuerza la escena. Estamos en un buen momento, la escena está cada vez más fuerte, el circuito también, y eso nos beneficia a todos. En algunos momentos vemos paralelismos con estos grupos, porque todos al fin y al cabo tenemos influencias similares. Hay un inconsciente colectivo que compartimos todos, y por eso es fácil que nos veamos reflejados los unos en los otros».
Por las filas de El Columpio Asesino han pasado una serie de personas que ya no forman parte del grupo y han llegado otras en su lugar. ¿Tienen estos cambios de personal algo que ver con vuestra evolución musical?
R: «No, porque el aspecto musical siempre lo hemos llevado mi hermano y yo, que somos los únicos que hemos estado desde el principio. Tampoco ha habido tantos cambios de todos modos. En el directo cada uno aporta su manera de tocar, ahí sí que hemos cambiado bastante».
¿Por qué ha salido ‘Diamantes’ con Mushroom Pillow y no con Astro?
A: «Porque se nos acabó el contrato con Astro. Empezamos una nueva etapa y Mushroom Pillow era nuestro primer objetivo. El disco lo grabamos sin tener discográfica, y cuando lo terminamos empezaron las negociaciones. Se lo enviamos y les encantó. Todo fue muy bien y aquí estamos. Tenemos contrato para dos discos y esperamos que vaya de puta madre la cosa».
¿Tenéis algún plan de futuro además de promocionar el disco y dar conciertos?
R: «Se están haciendo unas remezclas de alguna canción, será un material que tendremos ahí, y no sabemos si tendrá salida en formato físico».
A: «Nos estamos planteando hacer una relectura del algún tema como ‘Corazón anguloso’, alguna remezcla dirigida hacia el baile… nos estamos planteando hacernos nuestras propias remezclas».
R: «Antes de que te las destrocen otros, las destrozas tú (risas).»
A: «Ahora empezaremos a girar, y esperemos que nos vaya tan bien como en la pasada gira (…) tenemos muy buenas vibraciones con este disco, creo que viene un buen momento para nosotros».