Si algo pudo echarse en cara anoche a Christina Rosenvinge fue que el orden del setlist no favoreció demasiado que el público se metiera en el concierto, como tendría que haber pasado desde el segundo cero si atendemos a la enorme calidad de todas las canciones interpretadas. No sonó ningún «sencillo» (o llamadlo como queráis, vídeos ha habido unos cuantos) entre la primera media hora y ‘Jorge y yo’, aun siendo una de las pistas más bonitas de ‘La joven Dolores’, no se reveló como un tema sobresaliente para abrir un show.
Pero todo lo demás fue un acierto: desde el short o minifalda que llevaba (tan testimonial era que no se distinguía) mostrando sus largas piernas, que recibieron todo tipo de vítores del público; hasta, como siempre, su solvente banda, con Aurora de Boat Beam a las cuerdas, teclado y coros, y Bautista a la guitarra, en primera línea.
Christina bromea sobre el catecismo en ‘Eva enamorada’ (en otras ocasiones no se entiende muy bien lo que dice), es muy bien acogida a pesar de que no gustaba nada a sus amigos ‘La noche del incendio’, muy celebrada la cara B ‘A contrapelo’ y ‘Weekend’ se confirma como un single claro, pues fue más coreado que la propia ‘Mi vida bajo el agua’. Triunfan, por supuesto, ‘Eclipse’ y la estupenda ‘Nadie como tú’, que nadie nunca se puede cansar de oír, y ‘La distancia adecuada’ y ‘Anoche (el puñal y la memoria)’ son también valores seguros para esta segunda mitad.
En el bis sorprende una rockera ‘Debut’ y una animada versión de la canción con Benjamin Biolay, en la que se requiere de la colaboración del público a las palmas. Christina vuelve al camerino, pero está claro que va a volver a salir: no ha sonado la ‘Canción del eco’, el tema estrella de esta nueva era. Primero interpreta sola al teclado ‘Animales vertebrados’, después se suma Charlie y poco a poco la totalidad de la banda para ‘Nickel Song’ de ‘Continental 62’ (se echa de menos ‘Liar To Love’, también ‘Tu boca’, pero no todo cabe en hora y media) y finalmente la ‘Canción del eco’, en una vibrante, como siempre, versión que hizo callar hasta a los brasas que tenía detrás. Los cinco músicos se abrazan para saludar. Ha sido una noche emocionante, aunque estamos seguros de que la siguiente será mucho mejor. 7.