Tras una gira infinita (la cual, por cierto, no les hizo recalar en España) y algunos shows de Pecknold como telonero de Joanna Newsom, Fleet Foxes se encontraron con algún miembro más (Matthew Henderson, arreglista, se ha incorporado a la banda como miembro fijo) y la duda de qué dirección seguir con su nueva obra. Pecknold confiesa que el material escrito durante 2009 no le satisfacía y que, en medio de esa frustración (impotencia a la que evoca el título del álbum), su gira en solitario junto a la autora de ‘Ys’ le ayudó a centrarse más en letra y melodía, limpiando de material excesivamente denso. Cuenta que, incluso, hubo ciertas partes del álbum que fueron cambiadas y añadidas tras su grabación de manera un tanto urgente, en el proceso de mezcla.
Ese punto de espontaneidad se palpa gracias a un sonido algo más natural y menos encorsetado que en su predecesor y que parece conectarlo con la principal fuente de inspiración del disco, el genial ‘Astral Weeks’ de Van Morrison, el cual Pecknold admira porque parece grabado como si solo faltaran seis días para que se acabara el mundo y ese fuera el tiempo disponible para grabar la música más bella posible. ‘Helplessness Blues’ rehuye ser un disco conformista en lo formal y, a su ya conocido gusto y talento por las armonías vocales más exquisitas, suma una amplísima y atípica variedad instrumental y de recursos, tales como autoarpas, flautas dulces, guitarras de doce cuerdas, clarinetes, cajas de música, steel guitars
y un mayor protagonismo de las percusiones (cortesía del gran Josh Tillman, incorporación posterior al debut), que aportan una aún mayor riqueza sonora, aunque nunca permitan que eso prime por encima de la canción, sino que la potencie en un segundo plano.Los Foxes logran preservar así todo el potencial evocador de su música, que sigue acertando con esquemas sencillos y ya conocidos (la inicial ‘Montezuma’, ‘Battery Kinzie’ o el corte que da título al álbum) o incluso extremando su carácter pop, como en el single ‘Grown Ocean’. Pero además se percibe que Pecknold ha apostado en momentos clave por unas canciones de estructura más elaboradas y cambiantes, con cortes divididos en dos (‘Tha Plains/Bitter Dancer’) o tres (la genial ‘The Shrine/An Argument’) partes diferenciadas o con codas inesperadas (caso de ‘Sim Sala Bim’). Esto hace de ‘Helplessness Blues’ un disco menos inmediato, más exigente con el oyente, que pide ser atendido con interés para alcanzar el deleite de toda su belleza. No se podía pedir más al segundo álbum de este sexteto de Seattle, nuevos estandartes del folk mundial, espléndidos herederos de la tradición musical norteamericana.
Calificación: 8,5/10
Lo mejor: ‘Grown Ocean’, ‘The Shrine/An Argument’, ‘Lorelai’, ‘Helplessness Blues’, ‘Montezuma’.
Te gustará si te gustan: Fairport Convention, CSNY, Donovan.
Escúchalo: NPR.