El informe de la autopsia ha confirmado que Morente “sufría un carcinoma de esófago de tercio medio-inferior” y que el cantaor murió por un deterioro multiorgánico tras complicaciones en la operación a la que fue sometido.
La familia, que denunció a los médicos por negligencia, sostiene en un comunicado recogido por El País que «es falso que Enrique Morente haya fallecido por complicaciones de un cáncer de esófago» y que su muerte se debió a una «grave negligencia médica». Según ellos, la autopsia reconoce que sufrió «una parada cardíaca» y que «el paciente llevaba horas perdiendo sangre después de la primera cirugía que se le había practicado», por lo que sostienen que murió «desangrado».