Okkervil River / I Am Very Far

Cuenta Will Sheff que después de grabar el álbum ‘True Love Cast Out No Evil’ para el mítico Roky Erickson (carismático -y problemático- líder de 13th Floor Elevators rehabilitado para la escena gracias a su empeño) acabó artísticamente tan seco como inspirado, paradójicamente. Decidió que para su próximo álbum como Okkervil River quería hacer algo completamente distinto a todo lo anterior, así que se encerró a escribir de manera obsesiva (hasta 30 canciones dice que reunió) con una visión completamente inocente, como si fuera la primera vez que lo hacía, buscando rememorar ese sentimiento infantil de no ser consciente de la propia existencia antes de un determinado instante.


Sheff decidió también autoproducir el álbum persiguiendo trabajar con las canciones hasta el mismo final, reescribiéndolas y modificándolas continuamente incluso después de estar grabadas, tras unas sesiones breves e intensivas en las que reunía a los músicos en el estudio y tocaban tomas completas de las canciones una y otra vez. A través de este duro método de trabajo Okkervil River logran, sí, crear un punto y aparte en su discografía. Tras la gran obra que formaban ‘The Stage Names‘ y ‘The Stand-Ins‘, ‘I Am Very Far’ es un disco de sonido extremadamente crudo, desconcertante a veces. Paradójicamente, renuncian al sonido pulcro y poderoso de sus obras anteriores pero logran emular un auténtico bloque sonoro en el que los múltiples, casi indescifrables, arreglos (en varias canciones suenan simultáneamente dos baterías, dos pianos y ¡hasta siete guitarras!) suenan equilibrados y siempre al servicio de la canción, nunca al revés.

Musicalmente, aunque al inicio engañen un tanto con la marcial batería y la casi total ausencia de guitarras en ‘The Valley’ y con la esquiva estructura y el bajo funky de ‘Piratess’ (ambas muy dominadas por teclados), en todo el disco podemos reconocer la impronta clásica de Sheff, sobre todo en cortes como ‘Rider’, en el single (¡un vals!) ‘Wake And Be Fine‘ o en medios tiempos como ‘Hanging From A Hit’ y ‘Lay Of The Last Survivor’. Pero sí se puede percibir el propósito de Sheff de que las canciones parezcan estar «fuera de control», y así ocurre en ‘White Shadow Waltz’ (una canción mutante y creciente en la que alternan protagonismo las cuerdas y unas poderosas baterías) o ‘Show Yourself’, que traen irremediablemente a Wilco

a la mente. La final ‘The Rise’ sí tiene un claro aspecto de punto y aparte, con su estructura imaginativa y preciosos arreglos de tuba, clarinete y cuerdas (presentes en todo el álbum).

Uno de los principales activos de la banda de Austin siempre ha sido la ágil y talentosa mano de Sheff con las letras, que gozan de todo tipo de elogios por su don para hacer que una canción pop parezca una novela (por algo fue nominado a un Grammy por su texto en el libreto del disco de Erickson). Si en sus dos discos previos, una obra en dos partes sobre el mundo del rock y la creación artística, supo cautivarnos con confesiones desnudas, en ‘I Am Very Far’, por contra, su escritura es casi indescifrable, alucinada, traspasando con estrépito lo convencional. Con una especial fijación por sangre, asesinatos, armas, gargantas rebanadas y fuego, mucho fuego, parecen brotar a empujones todas las horas invertidas en esa airada escritura, en canciones que expresan nociones de amor, infancia y muerte con una visión tan romántica como catastrofista. Son textos de obligada lectura (facilitada por la edición, separada del disco, de un libro que las contiene) porque engrandecen sus canciones de una manera única, solo al alcance de pocos autores actuales. Así, en la vibrante ‘Rider’ se intuye, entre poderosas frases («Vagué rítmicamente hacia babor, y el río de sangre corrió como sudor por mi cara»), un alegato anti-imperialista. O en la preciosa, definitiva, ‘We Need A Myth’, Sheff se erige con voz airada en un poderoso líder que nos arrastra fuera de la crisis… espiritual: «Necesitamos un mito, un puente de amatista, el alto borde de un precipicio, para saltar, caer y elevarnos».

Con todo, la irregularidad de algunas canciones (‘Show Yourself’ es quizá algo vacua y repetitiva, ‘The Valley’ peca de simplona) aleja ‘I Am Very Far’ del notable alto, pero aun así se intuye como una obra de futura referencia y un necesario nuevo punto de partida para el gran talento de Sheff.

Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Wake And Be Fine’, ‘We Need A Myth’, ‘Piratess’, ‘Rider’, ‘The Rise’.
Te gustará si te gustan: Wilco, Of Montreal, The Decemberists.
Escúchalo: en Spotify.

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Publicado por
Raúl Guillén