Panda Bear / Tomboy

Menuda papeleta la de Noah Lennox, hacer un nuevo disco de Panda Bear tras ‘Person Pitch‘. Cualquier artista se haría caca encima (artísticamente hablando) de pensar en las canciones que sucedan a uno de los álbumes que más claramente marcaron la pasada década y que, como la obra mayúscula que es, no ha perdido ni un ápice de su magnetismo y poder. Pero Lennox demuestra, tanto en su carrera en solitario como en el seno de Animal Collective, que le sobran valentía y talento. Así que ‘Tomboy’, su cuarto disco bajo su alias Panda Bear, triunfa porque se aleja lo suficiente de su predecesor como para observarlo como una (otra) obra absolutamente singular.


Ayudado por Peter Kember (Sonic Boom, Spectrum, Spacemen 3) en la parte técnica, Lennox rehúsa dar continuidad a los hechizantes mantras de su álbum anterior, aquellos en los que diferentes capas de voces e instrumentos se acumulaban y repetían hasta formar una mágica masa pop. En ‘Tomboy’ (expresión coloquial que podríamos traducir como «marimacho»), sin embargo, parece haberse disfrazado de carnicero, despiezando aquella música acumulativa hasta quedarse con el hueso, la canción. Claro que, viniendo de un Animal Collective, no cabe esperar canciones pop al uso. Pero dentro de su particular, distorsionado y extraño modo de entender la melodía, ‘Tomboy’ es lo más parecido a un disco de canciones redondas. Y una claro signo de esto es que todas ellas contienen unas letras con mensajes razonablemente claros, proverbios o lecciones de vida (‘Benfica’, ‘Tomboy’, ‘Slow Motion’), sinceras declaraciones de amor filial (‘You Can Count On Me’) o descarnadas y emocionantes miradas a los restos de una maltrecha relación (‘Last Night At The Jetty’).

Superado el shock (la decepción) de no encontrar continuidad a ‘Bros’ o ‘Take Pills’ (a algunos ya se nos empezaron a caer los palos del sombrajo con aquella actuación en el pasado Primavera Sound

), requiere trabajo empatizar con esta nueva versión de Panda Bear. Pero pronto surgirá la chispa, especialmente gracias a una primera mitad del álbum claramente más luminosa que contiene los singles conocidos previamente: ‘Tomboy’, ‘Surfer’s Hymn‘, ‘You Can Count On Me‘ y ‘Last Night At The Jetty’. En todas ellas se percibe intacta (y mejorada) su habilidad para apropiarse de las melodías de Beach Boys y capturarlas en una inclasificable maraña de guitarras, teclados y percusiones, hilvanada por un esmerado uso del eco y el «reverb», al estilo de las clásicas grabaciones de dancehall jamaicano (ineludible referencia en ‘Slow Motion’). Resulta asombroso cómo con solo tres o cuatro acordes consigue alcanzar momentos de gran belleza y espiritualidad, en la línea que consiguió su amigo Bradford Cox con su proyecto Atlas Sound.

Con ‘Drone’ como punto de inflexión, la segunda mitad de ‘Tomboy’ se intuye menos directa, más introspectiva y sinuosa, con un corte tan inspirado como ‘Alsatian Darn’. Ahondando en esa línea, ‘Sheherezade’ se muestra como una nueva joya y ‘Friendship Bracelet’ invita a dejarse perder en ella (de verdad, inspiran cursilerías como estas). Y aunque la pulsión rítmica recobra vida con la poderosa e hipnótica ‘Afterburner’, ‘Benfica’ es un adecuado y hermoso final, el necesario reposo para un álbum en el que cuesta entrar pero que poco a poco se muestra como otro nuevo hallazgo de Lennox, indispensable en nuestras discotecas privadas.

Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Last Night At The Jetty’, ‘Surfer’s Hymn’, ‘You Can Count On Me’, ‘Alsatian Darn’.
Te gustará si te gustan: Animal Collective, Atlas Sound, Deerhunter.
Escúchalo: en Spotify.

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Publicado por
Raúl Guillén